En Te receto un gato, vamos a conocer muchos gatos, gatos que curan y que sustituirán a píldoras químicas.
Los gatos tienen química, pero es inocua y sanadora, sin dejar efectos secundarios, excepto pelillos aquí y allá, y tristeza al devolverlos. Estos dos efectos se pueden solucionar. El primero, con una aspiradora y el segundo, diciéndole al médico que quieres quedarte con el gato para siempre, como si tuvieras una enfermedad crónica y el gato fuera un tratamiento de por vida indiscutiblemente necesario. En realidad, los humanos se encuentran perfectamente de sus dolencias psicológicas tras una semana de convivencia, pero no quieren recaer.
Los gatos: gata B, gata Marugo, gata Buchiroku, gato Kuki, gato Koyuki, gata Tangerine, gato Tanque, gata Chitose, gato Nike, gato Mimio. Todos son lo que llamo gato gato. Su única, maravillosa y útil función es ser lo que son. No como los humanos, que siempre queremos ser de otra forma y nos cuesta aceptarnos.
En esta novela se repite un formato que he observado últimamente en otras obras de autores japoneses y que es contar historias (entre 5 y 7) de humanos con diferentes problemas (psicológicos, de comportamiento, con sus familias, en el trabajo, etc.) que no saben gestionar y recurren o, sin buscarlo, encuentran una solución en diferentes lugares (cafeterías, restaurantes, librerías, bibliotecas, gatos, etc.) y consiguen que su situación mejore. No deja de ser crecimiento personal novelado, quizá más fácil de entender y aceptar que un libro lleno de tecnicismos aburridos y complejos escrito por un psicólogo o un psiquiatra.
Los temas en Te receto un gato: (1) Joven descontento con su trabajo. (2) Hombre mayor que ve cómo no asciende en la empresa, mientras su mujer e hija le ignoran. (3) Madre que no escucha a su hija de 9 años, haciendo lo mismo que su madre le hizo a ella. (4) Joven empresaria perfeccionista que pide a sus empleados más de lo que pueden dar; trabaja en exceso y su salud se resiente. (5) Chica que adopta a una gata desahuciada que se escapa; ella no supera la pérdida de la gatita, lo cual afecta a su trabajo.
Debería de haberme encantado; sin embargo, noto que falta algo en cada historia. No son los personajes ni lo que les sucede. Creo que va más allá de las historias, creo que está relacionado con quien la escribe y cómo lo describe, creo que falta entusiasmo, no sé. No es la primera vez que percibo el mismo vacío emocional cuando leo a autores japoneses.
De todas formas, y en relación a lo que comento en el último párrafo, esto es mi sentir personal. Cada lector tendrá su propia percepción, su propio análisis de cada historia; dependerá también, de las vivencias en el momento de leer Te receto un gato... En fin, no está mal, aunque a mí, personalmente, me haya sabido a poco.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario. ¡Miaumuac! ~.~)=