Compré Un gato para los días difíciles (The Blanket cat, en inglés) con un poco de recelo pues sabía que era uno de esos libros (no novela) de relatos (7) de un estilo que se está traduciendo y publicando últimamente al que yo califico de crecimiento personal y otros de 'feel good'.
En los que compartimos en este blog intervienen gatos y humanos y se dividen en 5 o 7 historias, la mayoría de las veces, sin conexión entre los personajes o con un extraño hilo que los une con alguno, pero sin conocerse el resto.
Todas las que he leído hasta la fecha (tengo la lista pendiente de publicar) me gustaron, unas más, otras menos. A pesar de ir viendo que todas se parecen en la estructura, las temáticas de las vivencias son diferentes. En ocasiones, los gatos son simplemente gatos gatos; en otras, son gatos fantásticos que hablan para comunicarse con los humanos.
Kiyoshi Shigematsu me sorprendió con su estilo. Es más expresivo que otros autores japoneses, los personajes transmiten al lector sus emociones de una forma diferente, como más real.
Podrías pensar que es cruel alquilar un gato solo 3 días, que el pobre pasa de una casa a otra y que, aunque reciba mucho cariño y cuidados durante ese tiempo, nunca se va a quedar en un hogar y con una familia definitiva. Pues espera llegar al capítulo 5 y entenderás la razón del trabajo tan extraño que tienen estos gatos sin nombre, ya que cada cliente los puede llamar con el que más le guste.
Hay:
Una pareja que no puede tener hijos; tampoco tienen permitido tener mascotas en casa. A la gata tricolor que les ayudará a aceptar su estilo de vida la llamarán Trico.
La mujer que, año tras año, alquila a la misma gata hasta que es tan viejecita que le ofrecen otra. Ese último viaje lo hará, de nuevo, con su querida gata Kuro.
El hijo que convence a su padre para llevarse a casa un gato de la Isla de Man que no tienen rabo. Aquí nada es lo que parece.
Una familia que compartirá, por última vez, unos días en casa con la abuela: tiene demencia y la internan en un centro. Para la ocasión, alquilan un gato porque el gato familiar ha muerto y la abuela lo quería mucho.
Una historia con un final sorprendente. El problema de no admitir mascotas en casa hace que alquilen a la gatita que llamarán Charmy.
Esta penúltima historia es especial ya que el gato será el narrador y nos va a dejar alguna que otra frase para la reflexión: "No te lo tomes tan en serio". Sus inesperados acompañantes serán niños. Si quieres, puedes leer esta la primera ya que te ayudará a comprender mejor la situación de los gatos en el resto de los relatos.
Para terminar, otra enseñanza para los humanos siendo simplemente un gato gato. Una familia en una precaria situación económica deberá aprender a afrontar los cambios. Como bien le dice la madre a la hija, más o menos con mis palabras: El gato solo tiene su manta. Si la pierde, no sabe qué hacer. Nosotros, cuando perdemos algo, sabemos adaptarnos y buscar, en esta ocasión, otra casa, otro lugar en el que vivir y crecer.
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Creo que, tanto los humanos como los gatos de Un gato para los días difíciles no solo nos harán disfrutar de una lectura tranquila, sino que también nos harán reflexionar sobre asuntos que tal vez no hemos vivido nunca o puede que sí...
Días difíciles los tenemos todos los humanos a lo largo de nuestra vida. No hay que sentarse a esperar a que se solucionen solos. Hay que actuar. Alquilar un gato podría ser una metáfora para empujarnos a ir al psicólogo si no somos capaces por nosotros mismos de resolver un conflicto que nos entristece y nos paraliza, impidiendo encontrar una salida, esa puerta que abres, ese primer paso que das para reconciliarte contigo mismo, con otros, con la humanidad en general.
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