Pura fantasía que parece realidad a medida que va avanzando la historia. Y es que Firmin es un ratón que, para sobrevivir, se comía las páginas de los libros que tenía a mano por haber nacido en una librería de viejo, una librería de oportunidades de segunda mano.
Es difícil entender que un ratón sea narrador, que aprendiera a leer a base de alimentarse de novelas, libros de viajes, filosóficos, etc., pero es lo que hay: o te gusta o te parece absurdo, no creo que haya más opciones.
Gracias a mi dedicación a leer libros de y con gatos, de conocer a gatos narradores, me incluyo en el primer grupo: me gustó Firmin. Desde el principio le imaginé como ratón al igual que me imagino al gato que narra en una novela su vida y su relación con los humanos.
¿Es absurdo? No, porque es fantasía y una forma de decir cosas que no serían bien aceptadas si salieran por boca de un humano. Ya se ha utilizado en muchas ocasiones: Rebelión en la granja (George Orwell) es bien conocida por todos y si no la has leído, ahora, hoy mismo, es el mejor momento.
Si no estás dispuesto a meterte en una historia en la que un ratón sabe leer, actúa como un filósofo analizando su vida y la de los humanos, le encanta pasar horas en el cine viendo películas de todos los géneros, pues no pasa nada. Ahora bien, si te intriga lo que Firmin pueda contarte de cómo vive un ratón que no comparte intereses con los de su misma especie y lo extrapolas a las personas, tal vez encuentres en esta obra temas sobre los que reflexionar porque no importa en qué año se escribiera, en qué época, en qué país, ya que la condena por leer, querer saber, pensar por uno mismo, será la misma en el siglo XX, el XXI y los años que vengan.
Firmin, de Sam Savage, lo encontré en una cafetería que ofrecía
bookcrossing. No recuerdo cuál de mis libros dejé allí en sustitución de
este. Lo pensaba leer pronto. Pasaron un par de años. El escritor
murió, lo vi en la prensa. Volví a ponerme con él. Lo dejé porque
descubrí más novelas gatunas... y así hasta hace un par de semanas.
Tenía que haberlo leído en su momento, aunque tal vez su momento es
ahora.
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