29/08/2020

Samuel, Mishima y cómo salir de la rutina

Fíjate tú que yo creo que Samuel estaba deseando un cambio en su vida y de tanto pensar en ello, se hizo realidad.
Cierto es que necesitó de alguien para hacer detonar las novedades. Para eso llegó Mishima, el gato atigrado que salió de la nada. De abrirle la puerta, al plato de leche y luego, una cadena de acontecimientos que le hizo despertar a la fuerza de su letargo. Si es que parecía otro hombre totalmente diferente el Samuel de las primeras páginas al que se muestra tras un mes viviendo con un gato.
Son cosas que pasan. Como que yo comprara Amor en minúscula después de llevar años pensando en ir a buscarlo a la biblioteca pública.

Las bibliotecas cerraron en la cuarentena. Amazon lo bajó de precio (esta novela y muchas otras) con la idea de animarnos a leer, incluso a los que nunca lo hicieron o llevaban mucho tiempo "sin tiempo" para ello. Lo vi; tal vez me lo mostró porque leo libros de gatos. Y así, en casa, sin poder pedirlo prestado en la biblio, lo compré.

Casualidades programadas.

amor-en-minuscula

El hecho de que sea una novela parcialmente romántica (con trasfondo de crecimiento personal) narrada por un hombre, da una perspectiva diferente. A las mujeres nos muestra que también los varones tienen dudas, sienten vergüenza, se arrepienten de haber sido atrevidos. Esperan que les llamen. Desean un sí, una oportunidad.

De acuerdo, reconozco que no todos los hombres son sensibles como Samuel que comparte con el lector sus gustos musicales y literarios, exponiendo las emociones que le suscitan esta pieza musical o aquel ensayo. Pero, ¿qué me dices de las mujeres? ¿Son todas unas románticas empedernidas? Pues ya está.

Personajes solos o solitarios. En realidad nunca lo estamos, ni lo uno ni lo otro, salvo que nos escapemos a un rincón de la montaña con provisiones para un año. Así y todo, seguro que alguien nos rondará: el guardabosques, un caminante, un oso... Y después de 12 meses, tendremos que bajar al pueblo a buscar provisiones.

En el trabajo, en la cafetería, en la calle, siempre estamos rodeados de otros seres. Nos gusten o no, están ahí, incordiando la mayor parte de las veces, trastocando nuestras rutinas automatizadas que nos mantienen seguros en un entorno conocido y sin sobresaltos. Hasta que llega alguien con quien nunca imaginamos que hablaríamos y salta la chispa de la amistad. Primero, forzada. Más tarde, apreciada.

Le pasó a Samuel con el gato, el vecino, con el señor de la cafetería, la veterinaria y con la chica del pasado. Personajes extraños, solitarios, excéntricos y adorables, según mi opinión.


De todos los personajes, el que más encantado está de haberse conocido es Mishima, por supuesto. No lo dudes ni un momento. Seguro que estuvo observando el edificio durante un tiempo hasta que eligió al humano que sabía más le necesitaba, nunca le abandonaría y con el que seguiría viviendo a su aire, pero sin que le faltara comida, agua y un lugar blandito en el que enroscarse.



Título: Amor en minúscula
Autor: Francesc Miralles
2016
Suma
Páginas: 272


Nota 1: Hay segunda parte. Se titula Wabi-Sabi y la voy a pedir a la biblioteca. Así que tendremos una nueva entrega de las aventuras de Samuel y Mishima.

Nota 2: Francesc Miralles es muy gatuno. En el blog podrás encontrar un par más de sus obras de las que te dejo los enlaces:

Las lecciones del gato.
Mika en la India de los budas

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