Quien conoce mi afición por coleccionar cosas con gatos pensará que tengo un cajón lleno de fulares, bufandas y pañuelos con dibujos de mininos; por lo menos, una docena.
Pues no. Solo tengo uno. En realidad es el único que he encontrado hasta el momento en tiendas físicas. Sé que podría comprar un montón en las virtuales, pero no me he interesado en buscarlos, básicamente porque me gusta sentir el tacto de la tela antes de adquirir una prenda de vestir.
Da la casualidad de que nadie me ha regalado uno. Estoy convencida de que piensan eso, que tengo muchos y que para qué quiero más.
Por ser mi único fular con gatos lo trato con mucho cariño. Lo llevo solo en ocasiones especiales. El resto del tiempo, está guardado en una bolsa de tela para que no se enganche con nada que pueda meter en el mismo cajón.
Y eso es todo.
Creo que con un fular con gatos es más que de sobra. Ya tengo muchísimas cosas gatunas con otras utilidades. Puedes verlas en la página de Gatos inanimados que irá creciendo a medida que voy compartiendo todas estas cosas que llevo años comprando y, hasta hace poco, no se me había ocurrido que podrían vivir perfectamente en el blog de gata Rassel.
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