Si antes de leer El árbol de las cerezas te informas un poco sobre la vida de la autora, podrías pensar que te vas a encontrar con una historia muy, muy triste, en la que vas a llorar un montón. Sí, llorarás; sin embargo, también vamos a descubrir una mezcla de miedo al saber que perderá la vista, unido a la valentía de afrontar una situación irreversible para la que no hay solución.
Así, Paola Peretti elige a una niña de 9 años en lugar de a una adulta; tal vez porque a esa edad no se entiende por completo lo que va a suceder; quizás porque no hay tanto dramatismo como en los mayores, o derrotismo; porque los niños creen en los "milagros" o en que los sueños imposibles pueden hacerse realidad. Esperanza.
Mafalda tiene 9 años y le han diagnosticado Stargardt. Dejará de ver poco a poco. Primero, borroso; ni las gafas podrán ayudarla. Pasados 6 meses, todo será oscuridad.
No se lo pueden ocultar pues ella misma se da cuenta de que comienza a no ver la casa de su abuela, los escalones del colegio, la distancia que la separa del árbol de las cerezas. Y, además, deberá aprender braille para poder seguir leyendo y aprendiendo.
Mafalda tratará de memorizar todo aquello que le gusta, aunque no está segura si, una vez no pueda ver, lo podrá dibujar en su mente.
Paola Peretti, en forma de diario, nos va narrando el día a día de Mafalda. La relación con sus padres; con Estella, la conserje que la va a buscar a la puerta y la ayuda a subir las escaleras del cole; con su nuevo amigo, Filippo, un chico muy positivo que le resta importancia a las cosas y la anima con actividades que no necesitan la vista como cantar y bailar. Y ella piensa: "Es extraño sentirse afortunada por algo para lo que no hacen falta los ojos. Ni las gafas."
Por supuesto que hay momentos de rebeldía, de rechazo ante esa pérdida. De negación. Pero quienes la rodean, incluso sin querer, le van dando esperanza, le van haciendo "ver" que hay muchas cosas que se podrán hacer, oler, escuchar, sentir. Como le dice Estella: "Encuentra tu rosa, Mafalda. Lo que para ti es esencial. Una cosa que puedas hacer sin ojos."
"Algunas noticias deberían darlas siempre teniendo un gato al que abrazar." Y Mafalda abraza mucho a Ottimo Turcaret, el gato que encontró en el árbol de las cerezas. Su papel es de gato gato. La acompaña al colegio y la va a buscar, se deja achuchar, es su confidente. Su nombre tiene una preciosa historia detrás. No te la cuento, pues será bonito que tú la descubras.
A pesar de la tristeza que pueda producirnos, es una novela que deberíamos leer todos. Será una forma de comprender cómo se sienten las personas que sufren esta enfermedad o cualquier otra para la que los seres humanos no hemos encontrado solución. Nos hará sentir vulnerables, impotentes, al mismo tiempo que nos invitará a descubrir y disfrutar de aquellas cosas que sí podremos seguir haciendo.
Título: El árbol de las cerezasAsí, Paola Peretti elige a una niña de 9 años en lugar de a una adulta; tal vez porque a esa edad no se entiende por completo lo que va a suceder; quizás porque no hay tanto dramatismo como en los mayores, o derrotismo; porque los niños creen en los "milagros" o en que los sueños imposibles pueden hacerse realidad. Esperanza.
Mafalda tiene 9 años y le han diagnosticado Stargardt. Dejará de ver poco a poco. Primero, borroso; ni las gafas podrán ayudarla. Pasados 6 meses, todo será oscuridad.
No se lo pueden ocultar pues ella misma se da cuenta de que comienza a no ver la casa de su abuela, los escalones del colegio, la distancia que la separa del árbol de las cerezas. Y, además, deberá aprender braille para poder seguir leyendo y aprendiendo.
Mafalda tratará de memorizar todo aquello que le gusta, aunque no está segura si, una vez no pueda ver, lo podrá dibujar en su mente.
Paola Peretti, en forma de diario, nos va narrando el día a día de Mafalda. La relación con sus padres; con Estella, la conserje que la va a buscar a la puerta y la ayuda a subir las escaleras del cole; con su nuevo amigo, Filippo, un chico muy positivo que le resta importancia a las cosas y la anima con actividades que no necesitan la vista como cantar y bailar. Y ella piensa: "Es extraño sentirse afortunada por algo para lo que no hacen falta los ojos. Ni las gafas."
Por supuesto que hay momentos de rebeldía, de rechazo ante esa pérdida. De negación. Pero quienes la rodean, incluso sin querer, le van dando esperanza, le van haciendo "ver" que hay muchas cosas que se podrán hacer, oler, escuchar, sentir. Como le dice Estella: "Encuentra tu rosa, Mafalda. Lo que para ti es esencial. Una cosa que puedas hacer sin ojos."
"Algunas noticias deberían darlas siempre teniendo un gato al que abrazar." Y Mafalda abraza mucho a Ottimo Turcaret, el gato que encontró en el árbol de las cerezas. Su papel es de gato gato. La acompaña al colegio y la va a buscar, se deja achuchar, es su confidente. Su nombre tiene una preciosa historia detrás. No te la cuento, pues será bonito que tú la descubras.
A pesar de la tristeza que pueda producirnos, es una novela que deberíamos leer todos. Será una forma de comprender cómo se sienten las personas que sufren esta enfermedad o cualquier otra para la que los seres humanos no hemos encontrado solución. Nos hará sentir vulnerables, impotentes, al mismo tiempo que nos invitará a descubrir y disfrutar de aquellas cosas que sí podremos seguir haciendo.
Autora: Paola Peretti
Traducción: Isabel González-Gallarza
Editorial Seix Barral
2019
Páginas: 224
Edad recomendada: ¡Todas!
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