10/01/2019

Septiembre puede esperar

A veces conviene tener al lado a alguien que crea en ti. No es necesario que haga discursos. Basta, simplemente, con un gesto. Rebeca Aldán.
En situaciones concretas, tener al lado a una persona que crea en tu capacidad de hacer algo, te ayuda a seguir y completar eso que tú consideras importante y que si dependiera únicamente de ti, tal vez lo hubieras abandonado hace tiempo. No es por falta de confianza en uno mismo, ni por debilidad. Es como la gota que colma el vaso, pero en positivo. Un despertar y ver salidas nuevas, soluciones que estaban ocultas.
Cuando leas Septiembre puede esperar, entenderás de lo que hablo.

Rebeca prepara su tesis doctoral basada en la escritora inglesa Emily J. Parker, desaparecida el 8 de mayo de 1955, cuando se celebraba en Londres el décimo aniversario del final de la II Guerra Mundial.  Para ello, se traslada a esta ciudad y se instala en una pequeña buhardilla -cerca de Portobello Road- en la casa de la Señora Bartholomew que vive con un gato negro al que llama Timothy Gordon.
Rebeca es una persona más de perros que de gatos. Sin embargo, Timothy Gordon le va poco a poco ganando el corazón. La acompaña en sus largas horas de estudio, análisis, pensamientos, recopilación de documentos con los que pretende descubrir si Emily aún vive, a dónde fue, quién la pudo ayudar en su huida, si la raptaron o se marchó de forma voluntaria... Preguntas que obtendrán respuesta al final del libro.

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Si te soy sincera, el único motivo por el que leí Septiembre puede esperar es porque hay un gato. Creo que a estas alturas ya sabes de qué va este blog. Por si es la primera vez que nos lees, te diré que es un espacio para leer y opinar sobre libros de gatos y con gatos para todas las edades.

Pues bien, Timothy Gordon es aquí un gato. No habla, ni opina. Simplemente acompaña, una de sus labores esperada. El libro podría haberse escrito de igual forma si él no existiera; pero existe y, gracias a él, he leído una novela de intriga, histórica, un tanto autobiográfica (no de la escritora, sino de la protagonista) que de no ser por él, hubiera dejado pasar de largo.

Respecto a la novela en sí, pues me gustó la forma en la que Rebeca, como si se tratara de un diario, va relatando los avances de su investigación, las entrevistas con las personas que conocieron a la escritora, al mismo tiempo que retoma sucesos del pasado (infancia y juventud) y otros recuerdos más recientes de su vida adulta.

Aunque en un momento de la narración me empezaba a resultar un poco lenta su investigación, dándome la sensación de que ella no estaba trabajando lo suficiente, una vez que avanzo y la voy conociendo, comprendo su actitud: se pierde un poco, su mente divaga, es una soñadora.
Temí que el final fuera de esos precipitados, que resuelven todo en las últimas tres páginas. No fue así. Siguió su relato a ritmo tranquilo, incluso podría haber escrito un poco más.
A pesar de mi poca afición por la Historia y los asuntos de espías, he llevado bien los párrafos en relación a las notas de cómo se inició en Londres la II Guerra Mundial,  el mundo del espionaje, y esas cosas.

Haber conocido la ciudad, me ayudó a situarme en la "city" actual e imaginar a Rebeca deambulando por sus calles y mercados. Tener una gata en casa, me hace entender lo agradable que le debió resultar pasar tiempo en su pequeño cuarto, mirando por la ventada los tejados de Londres, acompañada de un gato.

Título: Septiembre puede esperar
Autora: Susana Fortes
Editorial Planeta
2017
Páginas: 272


Descubrí Septiembre puede esperar haciendo una lista de novelas que llevan septiembre en el título. Está publicada aquí, en el blog de los libros humanos. Realicé la búsqueda en las bibliotecas de mi ciudad, y la encontré en la plataforma ebiblio (hay una en cada Comunidad Autónoma)

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