Frankie, el gato parlanchín

Cuando una novela me encanta, se nota desde la primera línea que escribo; de lo contrario, suelo dar algún que otro rodeo para terminar diciendo que cada historia tiene sus lectores.

Mi problema con Frankie, la trama, no el personaje, es haber leído más de 350 libros con gatos y de gatos. Son menos los narrados por mininos, pero suficientes para estar acostumbrada ya a imaginar a un gato cuenta cuentos.

 

Frankie, atigrado gris con la barbilla blanca, como personaje me gusta. Está bien definido, aunque hay alguna que otra incongruencia en su actuar debida, pienso yo, a que son 2 los escritores y me parece que han mezclado sus ideas haciendo que me pregunte si es parte de la ideología de los humanos que lo crearon. Dejémoslo estar.

 

Respecto a sus amigos animales, la ardilla y el perro, sin problema. Cada uno cumple su papel y no me cuestiono la simpleza de ella y la sabiduría del otro. Lo importante de estos 3 es la amistad incondicional entre diferentes.

 

Y ya solo queda Gold, el humano.

 

 

Se entiende su comportamiento actual por la insoportable soledad que siente tras el triste desenlace de un terrible accidente sufrido por quien era la razón de su vida.

 

Por separado, todo me parece correcto. El problema viene, según mi opinión, cuando se intenta integrar todo para formar la historia. No me encaja. Hay partes que parecen forzadas, otras vacías, temas que se mencionan como por obligación. 

 

Si lo que se pretendían los autores era darle valor a la vida, la vida sencilla desde el punto de vista gatuno, se consigue, pero de manera superficial. Lógicamente un gato nunca va a entender cómo y por qué los humanos lo complicamos todo y tanto.

 

He leído un par de artículos de prensa y una reseña y me sorprende que muestren esta novela como original, fresca y blablablá. Hay otras novelas en la misma línea con gato narrador y humanos metidos en problemas que superan con muchos puntos a Frankie.

 

Puedes leer Frankie si no conoces alguna de las que mencionaré más abajo. O puedes conocer primero a los otros gatos y esperar a que en las bibliotecas de tu ciudad se decidan a disponer de él. Lo dicho, que cada historia tiene sus lectores.

 

Título: Frankie

Autores: J.M. Gutsch y Maxim Leo

2023

Editorial Seix Barral

2024

Traducción del alemán: María José Díez Pérez

Páginas: 222

 

 

Nota 1.- Antes de decidirte a leer Frankie, te recomendaría darle una oportunidad a estas otras:

A cuerpo de gato (también publicado como El gato viajero), de Hiro Arikawa. El gato Nana habla con el humano al que acompaña. Tanto Satoru, el humano, como Nana, el gato, son unos personajes maravillosos y la historia está, para mi gusto, perfectamente contada.

Toda la serie del gato Alfie, de Rachel Wells, compuesta hasta la fecha por 7 novelas y 2 novelas cortas más para adolescentes. Presentan a un gato narrador maravilloso al que se le une George, un gatito al que deberá cuidar, además del grupo de gatos del barrio. En este caso, los gatos no hablan con los humanos, pero sí que participan activamente en las historias.

 

Un hombre llamado Ove, de Fredrik Backman, para la parte comparativa con Gold. Ambos humanos se encuentran en situaciones idénticas y con la misma desgana de vivir. Sin embargo, el personaje de Ove está bien trabajado. En su recuperación hay una gata callejera a la que deberá cuidar y humanos que le ayudan a seguir adelante. Si llegas a leer esta novela (publicada en 1981) y Frankie, podrías pensar que hay similitudes entre Ove y Gold...

Nota 2.- La portada de Frankie es muy atractiva. Lógicamente aparece el gato, no en vano es el narrador y protagonista. Lo he dicho muchas veces, que los escritores se arriesgan a no ganar lectores con estas portadas. He comprobado a lo largo de estos 13 años con el blog de gata Rassel, que no hay tantos humanos amantes de gatos que también lean. Les deseo mucha suerte porque novelas con gato protagonista no hay muchas y todas se merecen una oportunidad.

 

Por cierto, lo compré en papel 'engatusada', precisamente, por la portada y la sinopsis. Estoy pensando si quedármelo o donarlo a una biblioteca pública. Ya te contaré.