Y todo por ponerle una cámara al collar de la gata para saber por dónde se movía en sus paseos por la calle...
Al inicio de la novela, Kubinke habla con su vecino acerca de la superstición de cruzarse con un gato negro.
Adentrándose en el caso, el Detective Jefe Superintendente de Berlín habla con una mujer que le entrega la grabación de un posible asesinato captado por la cámara de su gata Willy. O gato, porque a lo largo de la historia se dicen ambas cosas. No sé si es un error del escritor o de la edición. En fin, que da igual.
Otra investigación del departamento relacionará ese caso con el hombre grabado y la búsqueda de culpables, mientras mueren más personas por el camino.
Y ese es todo el protagonismo de la gata Willy, con un desenlace para ella mucho mejor que para su humana.
Si te gusta la novela de policías y ladrones, pues bien. En general es como un episodio de una serie de televisión: entretiene.
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