Si no hubiera sido por el tigre, seguiría sin conocer este producto para repostería; eso y que ayer por la tarde entré en un supermercado por casualidad ya que no es habitual que compre en esa cadena. Si me gusta el resultado, volveré por allí.
Pues mira que me gustaría saber la razón por la que en 1915 alguien pensó que era buena idea llamar a su producto El tigre y que este fuera para cocinar. Cuando tenga unos minutos libres, voy a buscar información; espero tener suerte y averiguar algo.
Si fuera así, vendría y lo añadiría a esta entrada del blog de gata Rassel.
Esta tarde haré unos muffins sin gluten y sin lactosa para probarlo y ver si me gusta más que los polvos de hornear.
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