No hay gatos en Señora de rojo sobre fondo gris, ni menciones, ni un maullido en el jardín.
Por alguna razón, Jean François Martín, el ilustrador, decidió colocar un gato en el regazo de una figura masculina sentada en un sillón al lado de una ventana, a imagen del narrador de esta historia.
Aclaro que solo hay gato en la portada del formato digital y que, cuando lo descubro, me intriga y decido comprarlo. Ya había leído otras obras de Miguel Delibes que me habían gustado, por lo que no consideré el riesgo de no encontrar en esta novela a un felino, como así ha sido.
Me alegro de la adquisición. Aunque triste, Señora de rojo sobre fondo gris ha sido una buena lectura que recomiendo leer siempre y cuando no estés pasando por un momento de tu vida en el que tu estado mental sea frágil. O tal vez sí, porque sentirás que no estás solo, que más personas, en la realidad y en la ficción, pasan por situaciones similares y, de una u otra forma, deben superarlas, aprender a vivir con ellas y avanzar, por su propio bien y el de las personas que los rodean.
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