Algunas cosas con gatos las publico nada más comprarlas. Otras, cuando ya no se pueden utilizar más porque se han roto o deteriorado por el uso.
El caso de esta bolsa grande, casi una maleta de fin de semana, es que se ha roto el asa y no tiene arreglo.
Cumplió su cometido durante varios años y se tiene que ir; que ocupe un espacio en casa, estando como está rota, es un desperdicio.
Recuerdo perfectamente el día que la compré: era un sábado, 8 de octubre de 2016.
Fuimos a Candás a pasear y tomar un café. La vi en una de esas tiendas típicas de los lugares de costa en las que puedes encontrar desde un chubasquero hasta una caja de pastas, pasando por infinidad de recuerdos: pulseras de conchas, postales, llaveros, camisetas, tazas y un largo etcétera.
¡Adiós, happy cat bag!
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