Como pensaba que era un cuento infantil, lo fui dejando y dejando hasta que me animé a traerlo a casa cuando lo vi en la Biblioteca de El Coto hace unas semanas.
Me equivoqué pues, una vez leídas las primeras páginas, comprobé que se trata de un cuento para adultos.
Muffin contó con la ayuda de una niña, su "sobrina" Emma que llega a su vida de forma inesperada. Luego se le unirán otras personas que vieron en él la bondad más allá de su apestoso olor a pescado. Por eso le seguían los gatos y por eso él no se acercaba a los humanos. Su vida solitaria no hacía más que aumentar sus inseguridades.
En Apestoso tío Muffin, además de los gatos callejeros, vamos a conocer a una gatita especial que se irá a vivir a su casa. Su sobrina la llamará Roña. Un nombre poco bonito, aunque adecuado para una gata que venía de la calle a vivir a un hogar en el que la suciedad campaba por todas partes, sin importar cuántas veces se limpiara.
En la historia nos vamos a encontrar con lo típico de la vida real: envidia, amistad verdadera, compañerismo, y una historia de amor.
Ahora que lo he terminado, puedo decir que merece la pena darle una oportunidad. Además de reírnos, veremos que todavía quedan buenas personas en el mundo, aunque sea en el ficticio literario.
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