Me ha gustado mucho la forma en la que Rodrigo y Mary han utilizado esta fábula para concienciar sobre algunas de las discapacidades que afectan a los humanos -también a los animales- y de cómo todos necesitamos de los demás para aprender, avanzar y crear un entorno mejor.
Un gato ciego, un perro sordo, un canario mudo y un ratón que parece muy listo, pero que, por su pequeño tamaño, va a necesitar de ayuda para no ser cazado.
El gato no sabe quién le rodea. Percibe que hay otros seres vivos a su alrededor, mas desconoce su aspecto.
El perro ve a todos, aunque no puede oírles, por lo que se siente indefenso si no le vienen de cara.
El canario ve a todos, sin embargo no puede advertir a ninguno de lo que está sucediendo.
Y el ratón,... ¡Ay, el ratón! Parece muy listo, que puede hacer las cosas por sí solo; pero no es así. Por un lado, necesitará ayuda del canario; por otro, tampoco es que sea mucha su sabiduría porque ninguno de los 3 animales con los que convive le pueden explicar qué está sucediendo. Así que, en su ignorancia, se sigue aprovechando de las circunstancias y de las deficiencias de los otros miembros con los que convive en la casa.
La lectura es muy amena, a veces hasta divertida. Cada párrafo, contando una situación vivida por los 4 animales, crea un juego parecido a una adivinanza y casi a un trabalenguas. Al final, encontramos unas preguntas para hacernos recordar y ver si hemos comprendido quién ha hecho qué.
También contiene imágenes para colorear. Esto ya será útil en su formato en papel.
Es una lectura que recomendaría fuera conjunta, entre mayores y pequeños. Dará mucho juego en esas tardes de sábado invernal que se avecinan; aunque también podría disfrutarse perfectamente en un día de playa o piscina, mientras los niños, cansados de nadar, meriendan y aprenden.
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