21/11/2019

Tobermory

Ten cuidado con lo que dices cuando, viviendo con un gato, expresas es voz alta lo que piensas, no vaya a ser que, al igual que Tobermory, nos entienda y aprenda a hablar nuestra lengua.
Eso es precisamente lo que les pasó a los humanos de este curioso cuento. Dudaron de la capacidad de Cornelius Appin para enseñar a hablar al gato de Lady Bristol y casi les da un pasmo cuando contestó a sus preguntas y comentarios con respuestas muy comprometidas, por cierto.

En realidad al gato Tobermory le daría igual que sus palabras fueran crueles para los humanos. Al fin y al cabo él era una simple mascota que deambulaba libremente por la mansión y alrededores, tenía una novia y un gato enemigo con el que luchar.


tobermory

No hubo final feliz para Tobermory. Los humanos quedaron tranquilos tras recibir la noticia de su muerte y, además, con la conciencia tranquila por no haber sido ellos los causantes de la misma. El peligro de ser criticados y de que sus más bajos instintos y actos se conocieran por toda la región, desapareció con él.

Pienso que si hubiera sido una historia real y no ficticia, ninguno de los presentes en aquella fiesta querría tener un gato cerca y menos en su casa, tras vivir tan espeluznante experiencia.

Que el autor tomara la voz de un gato para criticar a la sociedad victoriana, hace que ridiculizarla quede un tanto menos escandaloso. Este es un recurso literario que han utilizado muchos más autores famosos, recordemos a George Orwell y Rebelión en la granja, por mencionar solo uno.


Título: Tobermory
Ilustraciones: Javier Olivares está
Autor: Saki (Hector Hugh Munro. Sittwe, Myanmar -Birmania- 1870-1916)
Páginas: 10
Traducción: Íñigo Jáuregui
Editorial: Nórdica Libros
2012
Cuento incluido en El paraíso de los gatos y otros cuentos gatunos.

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