Las cosas no tienen que pasar por algo; simplemente suceden. Estás ahí, en un momento concreto, y tu vecino te pide que cuides unos días de Greta, su gata negra de ojos azules, mientras él ingresa en el hospital para ser operado. Confianza. Y tú te resistes pero, finalmente, accedes. No importan las razones: compasión, vergüenza. Pones un montón de inconvenientes, aunque ninguno va a ser lo suficientemente serio como para no hacerle un favor a alguien que necesita tu ayuda; además, tu profesión te obliga precisamente a ello: Auxiliar a quienes lo necesitan. Julián Tresser es Guardia Civil.
Y ese acontecimiento inesperado, tan aparentemente insignificante, le hace darse cuenta de que hay un ser vivo que le necesita, pequeño, frágil. Le obliga a aceptar que no está solo, que hay una vida que le espera cuando llega a casa, cansado, con la mente llena de datos e intentando dar forma a un rompecabezas que, con suerte, al añadir la última pieza, pondrá rostro a un asesino, ladrón, roba vidas.
No entiendo muy bien las razones que llevaron al vecino a dejar a Julián al cuidado de Greta. Vivía solo. Por trabajo, siempre estaba fuera de casa. Ella pasaría prácticamente todo el día sin nadie con quien jugar y relacionarse. Tal vez ese fue el principal motivo que empujó al anciano vecino: hacerle ver que vivir es algo más, que necesitaba compañía, responsabilizarse de alguien, aunque solo fuera una gatita negra.
Greta le acepta desde el primer momento. Él se muestra un tanto arisco -al más puro estilo gatuno-, pero luego admite, en pocos días, que la quiere y que se quedaría con ella para siempre de buen grado, si no fuera porque su auténtico propietario volvería y la apartaría de su lado. Ya estaba acostumbrado a perder: su ex-mujer, su padre, su madre...
Greta se muestra en Morir no es lo que más duele simplemente como un gato. Eso ya es mucho si vamos viendo lo que su existencia hará por Julián, incluso mostrarle una pista para complicar más, si cabe, el caso que le ocupa.
Respecto a la novela, sin tener en cuenta a la gata que fue la que me hizo leerla, pues no está mal. Para mi gusto, le sobran unas ciento y pico páginas en las que narra de forma muy detallada la vida de todos los personajes. En algún momento sentí que aquello no me interesaba, que no me aportaba nada que no pudiera imaginar por mí misma para entender lo que sucedió en el pasado y ahora en el presente.
Otro aspecto que me dejó un tanto despistada fue comprobar que, al escribir sobre la vida y comportamiento de los personajes, quedaba relegado el papel de Sara, que parecía ser protagonista, hasta el punto de preguntarme cuál de ellos lo sería realmente.
Al comenzar a leer, pensaba que sería ella. Luego parecía que fuera Julián, pero también Gastón tenía mucho contenido dedicado a su pasado y presente. Realmente no sé si la intención de la escritora era no mostrar exclusivamente a un personaje como principal, sino que cada uno de ellos tuviera su momento dentro del conjunto de historia.
Claramente se trata de una novela negra que deja abierto el final para seguir con una segunda parte en la que podría contarnos cómo evolucionan los personajes: Julián, Sara, la doctora, Coira, el ayudante, y, por supuesto, qué pasaría con Greta, la gata negra de ojos azules.
Título: Morir no es lo que más duele
Autora: Inés Plana (Barbastro, Huesca)
2018
Editorial Espasa
Páginas: 442
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