27/06/2019

Atentos y contentos. Mindfulness para niños

Llevo unos minutos pensado en la forma de comentar este libro. He descartado unas cuantas opciones y creo que me voy a decantar por la enumeración de puntos y su desarrollo.

Comienzo.
1.- Termino el libro sin saber muy bien los motivos por los que decidí leerlo. Creo que pensé, al ver el título, que si era para niños sería fácil de entender y poner en práctica sus recomendaciones. No fue así. En realidad está dirigido a progenitores y educadores. Ellos, los adultos, son los que deben leerlo y aplicar lo aprendido con sus hijos o sus alumnos, según el caso.
2.- Dudé entre comentarlo aquí o en el blog de libros sin gatos. Pues aquí se queda por dos motivos:
2.a.- El autor vive con un gato. Se llama Émile y dice esto en el libro: "Siempre digo que he aprendido mucho de mi gato Émile. De repente entra en estados de suma atención, quedando todo lo demás eclipsado. Eso es verdadera concentración, pues la mente se le fija en algo con absoluta exclusión de todo lo demás. En ese momento pone sus seis sentidos (el sexto es la mente) en lo que reclama su atención, sin que esta se desvíe en absoluto".
2.b.- En un momento dado, recomienda la convivencia de niños y mascotas: "La verdad es que todos los niños deberían tener una mascota a la que observar, sentir y de la que sacar muchas enseñanzas. La mascota despierta amor, y el amor es interés y atención..."
Estoy totalmente de acuerdo. En muchas ocasiones me quedo mirando a Rassel mientras duerme. Observo cómo se mueve su pancita al respirar y las extrañas posturas yoguis que va adoptando. Es la máxima expresión de la tranquilidad.

3.- A medida que avanzaba en la lectura, me resultaba poco creíble eso de que los padres ayudaran a los peques con los ejercicios (si has leído algo sobre mindfulness entenderás de lo que hablo)
En mi opinión, solo los progenitores interesados en estas prácticas milenarias mostrarán interés por este libro.
Si los adultos no conseguimos sentarnos ni cinco minutos para desconectar, si no sabemos respirar adecuadamente, si vamos por el día deprisa y corriendo, pensando en lo que tenemos que hacer hoy, mañana y el fin de semana, incluso planificando las vacaciones a cuatro meses vista, ¿vamos a ser capaces de practicar mindfulness con los niños?

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4.- Lo más destacado es la variedad de ejercicios y recomendaciones para trabajar con los pequeños. Respiración, estiramientos, concentración, enfocados a mejorar la salud tanto física como mental, buscando un desarrollo equilibrado en la personalidad para saber enfrentarse a los problemas que la vida les va a ir poniendo en el camino, potenciar las emociones positivas y aceptar y solucionar las negativas. Se supone que la meditación fortalece el cerebro.

Como adulta me ha resultado interesante. A pesar de conocer el concepto, nunca está de más un nuevo punto de vista; aunque como mujer sin hijos, no le voy a sacar ningún provecho.

Si te soy sincera, sigo pensando que la única forma de enseñar mindfulness a los niños es en una academia, un taller, con un tutor cualificado y titulado porque eso sí, lo que tengo muy claro por propia experiencia y por observación, es que los niños no se toman en serio ciertas cosas que los progenitores les intentan inculcar: siempre les resultará más fiable lo que les muestre un profesor; además este será el profesional adecuado para que los niños no se lesionaran.



Título: Atentos y contentos. Mindfulness para niños
Autor: Ramiro A. Calle
Ediciones Martínez Roca
2017
Páginas: 160

Rassel está en el sofá ronroneando con su manta preferida y en breve se quedará dormida como duermen los gatos, atentos y a la vez relajados. Algún día quisiera descubrir su secreto, cómo consiguen esa respiración constante y tranquila, ese estar con los ojos tan cerrados y las orejas tan despiertas.

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