No me voy a andar por las ramas: si no has leído El Señor de los anillos y, al menos, los dos primeros de Harry Potter; si, además, no está en tu ánimo leerlos en el futuro, no sigas leyendo esta entrada, salvo que en casa tengas adolescentes a los que les guste la literatura fantástica y no conozcan a Cazarrabo, porque tal vez a ellos sí les interese añadirlo a su biblioteca juvenil.
En La canción de Cazarrabo los personajes son gatos de diferentes tamaños y razas. También tienen su papel las ardillas, pero en menor proporción, y algún que otro animalito más.
Como en toda novela de este estilo, hay:
- Un héroe o elegido, Cazarrabo.
- Unos compañeros de viaje, Saltarín y Sombra, a veces también Comebichos, muy similar a Golum en su comportamiento locuelo, pero buen gato.
- Una causa común: encontrar a los culpables de las misteriosas desapariciones de gatos.
- Un malo, Comecorazones.
Por supuesto, no puede faltar un largo viaje al más puro estilo Tolkien, por bosques sombríos, peligrosos ríos que cruzar (más en este caso, tratándose de gatos que sabemos que no les gusta el agua), encuentros con gatos que volverán a aparecer al final, pactos con otros animales, toques de magia, una señal en forma de estrella en la cabeza de Cazarrabo (al igual que la de Harry Potter con la marca en la frente), una gran batalla final en la que nuestro héroe interviene de forma anónima y crucial, y que de no ser por la ayuda de otros camaradas gatunos, tal vez no lo hubiera podido contar o, en este caso, cantarla a futuras generaciones.
Hay también un lenguaje gatuno inventado, además de un "Canto Común" en el que todos los animales se entienden.
- Un héroe o elegido, Cazarrabo.
- Unos compañeros de viaje, Saltarín y Sombra, a veces también Comebichos, muy similar a Golum en su comportamiento locuelo, pero buen gato.
- Una causa común: encontrar a los culpables de las misteriosas desapariciones de gatos.
- Un malo, Comecorazones.
Por supuesto, no puede faltar un largo viaje al más puro estilo Tolkien, por bosques sombríos, peligrosos ríos que cruzar (más en este caso, tratándose de gatos que sabemos que no les gusta el agua), encuentros con gatos que volverán a aparecer al final, pactos con otros animales, toques de magia, una señal en forma de estrella en la cabeza de Cazarrabo (al igual que la de Harry Potter con la marca en la frente), una gran batalla final en la que nuestro héroe interviene de forma anónima y crucial, y que de no ser por la ayuda de otros camaradas gatunos, tal vez no lo hubiera podido contar o, en este caso, cantarla a futuras generaciones.
Hay también un lenguaje gatuno inventado, además de un "Canto Común" en el que todos los animales se entienden.
La forma de escribir de Tad Williams es tranquila, describe sin excederse y deja lo suficiente a la imaginación, así que no te resultará agotador. Hay que tener en cuenta, también, que no hay demasiados personajes principales, por lo que no tendremos que hacer un esquema con clanes e infinidad de nombre
extraños, ubicaciones, mapas y demás historias para poder seguir la
trama.
La canción de Cazarrabo tiene casi 500 páginas en las que suceden pocas cosas. A mí no me aburrió leerlo. Supongo que haber leído dos veces el Señor de los Anillos, El Silmarillion una, y El hobbit incontables, ver las películas en el cine y cada vez que las ponen en la tele, y disfrutado mucho con toda la saga de J. K. Rowling, tanto en papel como en la gran y pequeña pantalla, pues es fácil adivinar que más o menos me podría gustar.
Título: La canción de Cazarrabo
Autor: Tad Williams
Traducción: Mª Eugenia Ciocchini
Editorial: Ediciones B
2017
Páginas: 462
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