Entonces sucedió algo mágico. Me comentó que si se lo compraba a ella (es autopublicada) me lo enviaría ¡en papel y dedicado! ¡No podía creerlo! ¡Iba a ser mi primer libro dedicado! Y aquí está, leído, disfrutado y recomendado a todos los lectores de todas las edades.
Si crees que no podrás identificarte con May por ser solo una niña, permíteme decirte que estás en un error. En pocas páginas sentirás que eres ella intentando entender los motivos por los que tanta tristeza la rodea, el mal humor, la incomprensión y, a veces, hasta el desprecio.
Aunque los gatos no tienen aquí gran trabajo, no puedo obviar a dos de ellos. Viven en la librería de la Señora Mel. No te contaré qué hizo el segundo para que tú lo descubras, pero sí el primero ya que fue él quien hizo que Ana, la mamá de May, se parase en el escaparate de la tienda, viera el libro y, sin entender muy bien los motivos, entrara a comprarlo para regalárselo a su hija.
Todo cambia a partir de ese momento, en su casa, con sus vecinos, en el cole, demostrando que si algo se desea de verdad y se trabaja por ello, puede hacerse realidad. No todo, hay cosas imposibles, pero las pequeñas que son las que cambian poco a poco el mundo, sí.
A veces la causalidad va haciendo de las suyas, o una tercera persona; otras será el trabajo, el esfuerzo o la necesidad. Por eso nunca hay que rendirse cuando algo se desea de verdad. May es un claro ejemplo, tanto en la novela En la Calle Mayor como en la segunda entrega En el corazón de París.
Título: En la Calle Mayor
Autora: Virginia Gil Rodríguez
Autopuplicada
2019
Páginas: 125