La humana ya tenía un gato cuando se muda a otra casa y, no conforme con incordiar a el Ujier con los nuevos espacios, olores y ruidos, sin darle tiempo para acostumbrarse al cambio, llega al recién estrenado hogar otro ser peludo.
Se trata de una perrita a la que llamará Perrita Country, adoptada sin ser lo que ella pretendía y buscaba. En estas situaciones, muchas veces hay un flechazo, una reacción química que se impone por encima de gustos por razas, tamaños y esas cosas.
Según la humana protagonista, tal vez el gato piense que Perrita Country es un gato grande y la perrita que el Ujier es un perro pequeño; o tal vez ni tan siquiera ellos mismos son conscientes de lo que son, salvo que están vivos y tienen necesidades: comer, beber, jugar, dormir, salir a pasear, a tomar el sol y esas cosas que gustan a los animales. ¡Los humanos siempre complicándolo todo!
Ciertamente ha sido una lectura entretenida y tierna. Muy cercana. Igual muchas personas hasta se sentirían identificadas con la humana: esas personas que quieren compartir su vida con gatos y perros, que tienen dudas de si se llevarán bien, si será una relación tormentosa o traumática para alguno de ellos. Y, al final, todo es tan simple como adaptarse, cosa que los animales hacen mejor que nosotros.
Tanto el Ujier como Perrita Country son lo que son y no tienen voz en la novela; aunque sí que se expresan a su manera y la humana se encarga de "interpretar" sus diálogos o monólogos, según el caso.
Merece la pena su lectura y, ya que estamos a nada de la Navidad, igual te sirve de regalo para alguien cercano a quien le guste leer, los perros y los gatos.
Esta novela se publicó en un momento en que yo tenía (sigo teniendo) muchas adquisiciones gatunas. Había descubierto varias novedades en 2021 y me dio por hacer un sorteo privado (yo era la única votante) para decidir cuál de todas esas obras sería la que pidiera a la biblioteca pública que se comprara.
Cuando me llamaron en noviembre de este año 2023, me llevé una grata sorpresa.
Estoy segura que esta obra ha sido una buena inversión de nuestros impuestos para que viva en una biblioteca pública a la que todos tenemos acceso. Si vives en Gijón, no dejes de acercarte por la Biblioteca Jovellanos y preguntar por Perrita Country.
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