Encontré Animales célebres en una biblioteca municipal por una de esas muchas casualidades que me llevan hasta los gatos de papel.
El título me decía que dentro habría, al menos, un gato: no podría faltar en ningún tratado de animales.
Así fue. Los gatos de la Calle Saint-Séverin apareció cuando llegamos a 1730. Además, en páginas anteriores y posteriores se mencionan más felinos: leones, tigres, panteras todos formando parte de escudos y banderas de reyes y otros cargos de la nobleza, y vivos en los zoos privados con animales exóticos que se prodigaron en épocas pasadas.
Comienza el capítulo dedicado a los gatos. Parece ser que era costumbre que las damas de la alta sociedad francesa de principios del siglo XVIII tuvieran un gato, como así también el rey Luis XV.
A continuación nos relata la historia de lo que pasó con los gatos de la Calle Saint-Séverin que dejo aquí en suspense...
Para terminar, sabremos cómo eran considerados los gatos en aquellos años y de cómo pasó de animal maldito y odiado a vivir en los hogares, siendo querido casi como un miembro más de la familia.
Ha sido una lectura reconfortante, instructiva, entretenida, de descubrimiento de cómo la humanidad ha ido cambiando de opinión respecto a muchos animales, no solo gatos y demás felinos. Animales a veces odiados, luego venerados, más tarde odiados de nuevo, y así, vemos cómo los humanos van cambiando de opinión según la época en la que viven, las influencias políticas y religiosas, o la necesidad de alimentarse.
Historia, superstición y leyendas se entremezclan en Animales célebres haciendo que esta obra se convierta en apta para todos los públicos.
Después de devolverla a la biblioteca, he comprado un ejemplar en papel: quiero tenerlo siempre a mano para volver a él de vez en cuando.
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