Cada vez vamos conociendo y descubriendo más conceptos que surgen como solución a la vida ajetreada que llevamos los humanos.
Ni el parón de la pandemia ha conseguido frenarnos. Estando en casa aquellos meses de 2020, en los que solo una pequeña parte de la población salía a trabajar mientras la mayoría quedamos confinados, pudimos ver por las redes sociales todo tipo de actividades para hacer en casa y no aburrirnos: tutoriales, maratones de series y películas en plataformas de televisión, editoriales regalando libros, influencers enseñando en su Instagram todo tipo de ejercicios de yoga corporal y facial, estiramientos, saltos, carreras en un metro cuadrado del salón o, para las más afortunadas, en la terraza, saltar a la comba... No vi a nadie que nos recomendara hacer niksen, es decir: no hacer nada de nada, ni siquiera meditar.
Y hace unos días me encuentro con el concepto niksen y el libro que todas las revistas promocionan: Niksen: El arte neerlandés de no hacer nada. El gato en la portada, como ejemplo de quien sabe más que cualquiera de nosotros de esta práctica.
Antes de dejarte la sinopsis comercial, quiero decirte algo que he observado durante estos 13 años de convivencia con gata Rassel: los gatos hacen muchas cosas, además de dormir más o menos 16 horas al día: gimnasia de estiramientos cuando se despiertan, yoga facial cuando bostezan y nos miran, comer, beber, lavarse al mismo tiempo que practican posturas imposibles de yoga, correr como locos por toda la casa, jugar con sus peluches y con los humanos, y todavía les queda tiempo para practicar niksen, meditación, panching o cualquier otro concepto que aparezca en el futuro. Saben mejor que nadie que esos momentos son necesarios para refrescar su mente: están alerta, pero relajados a un mismo tiempo. Yo observo a gata Rassel cuando no hace nada de nada y siento que está haciendo mucho escuchando todos los sonidos de su pequeño mundo: la perrita que juega en el patio, el gato que vive sobre nosotras, las gaviotas que revolotean y charlan en los tejados. Según de dónde vengan los sonidos, solo mueve una oreja, mientras su mirada sigue imperturbable fija en el cielo o en la pared. Cuanto más leo sobre gatos, más me convenzo de que la humanidad está totalmente equivocada con su idea de que los gatos no hacen nada de nada.
Supongo que la autora de este libro tiene gato y le ha parecido sugerente incluirlo como ilustración en la portada. Tal vez dentro también nos cuente algo sobre cómo tomar ejemplo de ellos, no sé.
Sinopsis comercial:
El niksen trata sobre disfrutar de las pequeñas pausas de la vida. Es fácil de encajar en tu día a día, y esencial para cuidarte a ti mismo. Es hora de ir más despacio y vivir bien, a la manera holandesa.
Cuando aprendas a cultivar el niksen gracias a este libro, podrás:
• Romper los mitos de que estás demasiado ocupado, o que no hacer nada es una locura.
• Encontrar nuevas formas de relajarte, ir más despacio y combatir el estrés.
• Comunicar honestamente tus límites y reajustar tus prioridades.
• Crear un santuario que sea todo tuyo.
• Dominar el equilibrio entre el trabajo y la vida privada.
• Aumentar tu creatividad, tu estado de ánimo e incluso la productividad.
• Criar una familia feliz y ser mejor amigo.
Cualquier concepto es bueno para aprender lo que sea que nos pueda ayudar a mejorar nuestra forma de vida. Aunque me parece a mí que eso de sentarse como los gatos y mirar hacia el infinito sin preocuparnos por lo que tenemos que hacer en casa o en el trabajo siempre será una tarea de lo más compliada para el ser humano.
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