Este año es tan, tan diferente. Como dicen los peques: Hay un bichito que no se ve y las personas se ponen malitas. Por eso no podemos besarnos, ni abrazarnos, y tenemos que llevar una mascarilla para tapar la boca y la nariz porque puede entrar por ahí.
Y por ese bicho minúsculo, este año no podremos celebrar los cumpleaños de nuestros pequeños sobrinos.
Lo que no va a poder impedir el coronavirus COVID-19 es que reciban por correo sus postales de felicitación. Ya veremos cómo les hacemos llegar los regalos.
Para esta ocasión he añadido un pequeño detalle en las postales.
Para él, la del elefante y unas pegatinas de coches con caras cómicas.
Para ella, una felina y una pulsera de unicornio que cambia de color según nuestro estado de ánimo.
Creo que ellos entienden mejor la situación que nosotros. La simplifican. Los adultos no hacemos más que darle vueltas y más vueltas, buscando información que termina por confundirnos. Es tan básico como que hay que llevar mascarilla al salir de casa, mantener distancia con otras personas, si nos encontramos con algún conocido, hablar lo justo y separados.
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