Llega el otoño, la época de bufandas. Aunque este año sé que saldré poco a la calle, cada broche con gatos tendrá su ocasión para lucirse.
El primero lo compré en 2019, no sé exactamente en qué momento, pero sí la pequeña tienda que lo exponía en el escaparate invitándome a entrar.
En verano, adorna un par de bolsos vaqueros y en otras épocas del año, los pañuelos de cuello.
En alguna ocasión recuerdo que lo puse en una chaqueta de lana gris para darle un toque de color.
Los que siguen los hice yo misma. Hay más, pero ya sin gatos.
Este fue el primero de todos. Una especie de experimento que, milagrosamente, salió más o menos bonito.
El segundo broche con gatos está diseñado a partir del botón que es el que lleva un gatito. He intentado que los colores se adaptaran a él, tanto en la base de ganchillo en la que va cosido, como las plumas y bolas de madera.
Con el mismo botón tengo también un anillo y un marcapáginas. Pendiente de hacer, porque hay más, un collar y tal vez una pulsera.
Seguro que este invierno diseñaré alguno más. Unas cuantas ideas rondan mi cabeza y hay material de sobra en las cajas, así que pasaré alguna tarde de frío y lluvia creando, aunque al final, vivan solo aquí como imágenes para el recuerdo.
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