Para mí no es ninguna novedad el asunto de "ordenar, tirar, regalar, reciclar", pues hace años que leo libros y artículos de esos que nos quieren convencer de que no es bueno acumular cosas, tener los armarios y cajones llenos de ropa y complementos, las estanterías repletas de libros leídos o pendientes de leer y que tal vez nunca pasen por nuestras manos. Que guardar objetos comprados o regalados (no todos nos gustan o son útiles) es anclarnos en el pasado, por un lado, y engañarnos respecto al futuro pensando que algún día los podremos necesitar.
Estoy de acuerdo prácticamente en todo, aunque he de decir que en lo que respecta a libros (caso de la famosísima Marie Kondo) suena un tanto a actitud obsesiva compulsiva. Sirva como ejemplo lo que dice esta señora sobre tener solo 30 libros. Complicado para mí que leo y me quedo con todos los libros de gatos. Si bien es cierto que la mayoría proceden de las bibliotecas públicas, los que compro no pienso ni donarlos, ni venderlos, ni regalarlos.
La conclusión a la que llego es que sí que es agradable tener la casa ordenada, cada cosa con un sitio asignado, que sea fácil para los miembros de la familia poder localizar lo que necesitan en todo momento sin perder el tiempo buscando entre montones de ropa, o lo que sea.
Resulta visualmente relajante mirar los armarios, las estanterías, los cajones, con la ropa colgada por colores, doblada. Pero en mi caso, que siempre he sido una persona ordenada sin llegar a la compulsión enfermiza, poco estoy aprendiendo. Creo que lo más importante hasta el momento es aceptar dejar de sentirme culpable por tirar y por tener.
Tal vez mi estilo de vida pasado, en el que durante muchos años solo tenía dos camisas, dos chaquetas, un jean nuevo y otro viejo, unas botas y un abrigo, me condiciona y no soy capaz de tirar nada hasta que realmente está tan roto que es imposible ponerlo.
Eso respecto a ropa. En cuanto a las cosas... si no son de gatos, no me importa; lo puedo tirar cuando se rompe, o donar si lo compré y solo lo utilicé un par de veces, está nuevo y ya no le encuentro utilidad. Mas, cuando se trata de cosas de gatos, tengo un serio problema.
Y esto es lo que me pasa con esta agenda de Legami Beware of cat.
Fue útil en 2017. Anoté cosas en ella: gestiones, fechas importantes, cumpleaños, etc., pero ya no sirve y no soy capaz de tirarla al contenedor de papel.
Para las cosas que me gustan y sí soy capaz de tirar porque ya están rotas, tengo un truco: hago una foto y la guardo en una carpeta en el ordenador. Tengo diferentes subcarpetas: material de oficina, libretas, revistas, complementos para el pelo, ropa, etc.
Sin embargo, las cosas diversas de gatos: agendas, libretas, pegatinas, marcapáginas, peluches, figuritas de gatos, imanes, y un largo etc. no me siento con fuerza emocional de tirarlos. ¿Solución? Voy escribiendo aquí sobre ellas: Gatos inanimados, y las guardo en una caja grande a la espera de un momento de locura que me haga tirarlo inconscientemente o una pérdida de memoria y que sean otros los que lo tiren.
De momento, este diario Beware of cat de 2017 se quedará conmigo, y que las coach del orden piensen lo que quieran. Ellas esperan que nos sintamos felices con lo que tenemos; y yo me siento feliz con esta agenda que se queda en casa.
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