Si miras en el perfil de las redes sociales de la autora, Elísabet Benavent (más conocida como BetaCoqueta) leerás que le gustan los gatos, aunque no he conseguido verla en compañía de uno.
Sea como fuere, en La magia de ser Sofía aparece una gata llamada Holly que se muestra como lo que es: una gata. Sofía la encontró en un contenedor, dentro de una caja de zapatos, chillando como solo un gatito sabe hacer, y no se pudo resistir.
La parte extraña es que se lleva bien con Roberto, el hurón del compañero de piso de Sofía. Los dos animalitos duermen, comen y juegan juntos, sin importarles sus diferencias. ¿Una amistad forzada por la convivencia o por su carácter?
Holly se muestra muy sociable con todas las personas que vienen a casa de Sofía, excepto con Héctor. Creo que la gata, lista ella, ya se olía que él no era lo que aparentaba, con un pasado (o presente) que no tenía intención de descubrir y que posiblemente le hiciera daño a su humana.
Por lo demás, se comporta como cualquier gato, chantajea, y le da un toque de humanidad a Sofía.
Por esta razón y solo por esta, voy a intentar leer la segunda parte titulada La magia de ser nosotros, esperando que Holly también aparezca. Pero no garantizo nada, porque se ha quedado como libro de una vez y no más.
¿No es una buena historia? Sí, lo es; en mi opinión, para chicas de entre 20 y 32 años, solteras, soñadoras, que creen en el amor, incluso a primera vista, que disfrutan con el romanticismo literario, en la utopía que se hace realidad: chico guapísimo e inteligente se enamora de chica no despampanante e inteligente. Para quien supera esa edad y lleva años leyendo todo tipo de géneros literarios, La magia de ser Sofía se queda en una novela para mujeres que dejan atrás la adolescencia y se adentran en el mundo de los adultos. Al menos espero que a alguna de sus lectoras la ayude a ver cómo son las relaciones tóxicas y no se deje llevar como hace Sofía. No se puede vivir regalando una oportunidad tras otra a quien, tal vez, no se las merece. De todas formas, tengo claro que tenemos que experimentar nosotras mismas el enamoramiento, la ceguera, la cruda realidad y aprender para no volver a caer la próxima vez; en una palabra, eso que se llama madurar y no creerte todo lo que un chico guapo te diga.
Sea como fuere, en La magia de ser Sofía aparece una gata llamada Holly que se muestra como lo que es: una gata. Sofía la encontró en un contenedor, dentro de una caja de zapatos, chillando como solo un gatito sabe hacer, y no se pudo resistir.
La parte extraña es que se lleva bien con Roberto, el hurón del compañero de piso de Sofía. Los dos animalitos duermen, comen y juegan juntos, sin importarles sus diferencias. ¿Una amistad forzada por la convivencia o por su carácter?
Holly se muestra muy sociable con todas las personas que vienen a casa de Sofía, excepto con Héctor. Creo que la gata, lista ella, ya se olía que él no era lo que aparentaba, con un pasado (o presente) que no tenía intención de descubrir y que posiblemente le hiciera daño a su humana.
Por lo demás, se comporta como cualquier gato, chantajea, y le da un toque de humanidad a Sofía.
Por esta razón y solo por esta, voy a intentar leer la segunda parte titulada La magia de ser nosotros, esperando que Holly también aparezca. Pero no garantizo nada, porque se ha quedado como libro de una vez y no más.
¿No es una buena historia? Sí, lo es; en mi opinión, para chicas de entre 20 y 32 años, solteras, soñadoras, que creen en el amor, incluso a primera vista, que disfrutan con el romanticismo literario, en la utopía que se hace realidad: chico guapísimo e inteligente se enamora de chica no despampanante e inteligente. Para quien supera esa edad y lleva años leyendo todo tipo de géneros literarios, La magia de ser Sofía se queda en una novela para mujeres que dejan atrás la adolescencia y se adentran en el mundo de los adultos. Al menos espero que a alguna de sus lectoras la ayude a ver cómo son las relaciones tóxicas y no se deje llevar como hace Sofía. No se puede vivir regalando una oportunidad tras otra a quien, tal vez, no se las merece. De todas formas, tengo claro que tenemos que experimentar nosotras mismas el enamoramiento, la ceguera, la cruda realidad y aprender para no volver a caer la próxima vez; en una palabra, eso que se llama madurar y no creerte todo lo que un chico guapo te diga.
Título: La magia de ser Sofía
Autora: Elísabet Benavent
2017
Editorial SUMA
Páginas: 528
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