20/05/2024

Invitación de boda. El gato también es familia

He de reconocer que me asombró la decisión de mi prima S. de incluir a su gata Lola en la ilustración de la invitación para su boda. Me sorprendió gratamente, por supuesto. ¡Me parece "miauravilloso"!

invitacion-boda-gato-familia

Cuando me casé, gata Rassel no había nacido. Sin embargo, de haber convivido ya con ella, no creo que la hubiera añadido en la invitación de boda. Y es ahí donde radica la pena que me doy porque me habría autocensurado para que los demás no se burlaran de mí.

Definitivamente, mi prima es muy valiente y la admiro.

Porque los animalitos con los que compartimos casa son familia desde el primer día.


Esta reflexión sobre la valentía de mi prima y mi autocensura de haber estado en su misma situación, me hizo pensar hacia dónde nos puede llevar callarnos (o cualquier otra acción), no para complacer a nuestro entorno, sino para no sufrir sus burlas.

Hay un caso cercano de una mujer inteligente a la que he visto tener que callar. Yo la miraba y la veía triste, apartada, autocensurándose. Ahora tiene Alzheimer.

No siempre las personas que nos rodean son explícitas al respecto. Discretamente nos pueden ir apartando de las conversaciones, de las reuniones, desacreditando nuestras opiniones, lo que nos lleva a silenciarnos por agotamiento o por evitar confrontaciones o por hartazgo de tener que ser siempre nosotros los que demostremos que nuestras palabras son ciertas. Y cuando así lo hacemos, no se obtiene rectificación de los demás, mucho menos una disculpa.

Silencio, autocensura no tienen que llevarnos a una soledad impuesta; aunque algunas veces puedan ir de la mano. Tampoco necesariamente nos tienen que provocar una enfermedad mental; aunque, en mi opinión, hay que ser muy fuertes para aceptar la autocensura y no caer en un pozo de oscuridad como pueda ser el Alzheimer o la desvinculación con el mundo real.

 

De ahí mi admiración hacia los gatos: son libres, incluso en un piso de 45 metros cuadrados. Es su mundo, es todo lo que conocen y se mueven por cada rincón sin importarles si a ti te gusta o no que se suban a la estantería, que les compres una bonita cama y ellos quieran dormir sobre la alfombra. Los gatos no conocen la autocensura y no son complacientes. ¡Apúntatelo para la próxima! Yo estoy en ello.

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Gracias por tu comentario. ¡Miaumuac! ~.~)=

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