Seguro que en alguna ocasión te has tenido que enfrentar a una o a todas estas preguntas:
¿Qué llevarías a una isla desierta?
¿Qué comprarías si te tocara la lotería?
¿Qué harías si solo te quedara un año de vida?
Berta llevaba una vida anodina y solitaria. Se sabía insignificante e invisible para la sociedad. Sin familia, sin trabajo y sin amigos, solo tenía a su gato Alfredo como compañero de piso y penas.
Un día cualquiera sucedió que debió enfrentarse a la tercera pregunta.
Al principio, tras asimilar la proximidad de la muerte tantas veces deseada, se sintió aliviada de irse, le resultaba gratificante desaparecer sin dejar rastro alguno de su paso por el mundo.
Pero la vida da muchas vueltas. Sin esperarlo, comenzó a disfrutar de respirar, hablar con otras personas, ser escuchada, hacer cosas importantes por los demás, encontrar ese lugar que hacía tiempo había dejado de buscar, enamorarse, sentirse útil, guapa y amada.
Alfredo es en Con la muerte en los tacones un gato gato. Él buscó a Berta una lluviosa noche de invierno. Sucio, mojado y con alguna que otra herida, se acercó a ella en la calle. Resultó tan persuasivo, que no fue capaz de dejarlo allí, abandonado a su, seguro, terrible destino: la muerte.
Alfredo será su fiel compañero hasta el final de sus días.
Título: Con la muerte en los tacones
Autora: Lola Mariné
2017
Páginas: 312
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