Fue un regalo hecho con todo el cariño. Puede que por eso lo haya leído en tantas ocasiones buscando algo que no encontré la primera vez: quería que me gustara mucho.
No ha sido posible. Alguna frase suelta que me hace reír y poco más.
He leído otros poemas gatunos que me resultaron muy bonitos, por graciosos, tiernos, amorosos. Podría hacer pis aquí no me llegó al alma ni al corazón. Bien que lo siento porque es un libro hermoso en su formato e intención.
Desde 2015, lo leí en la playa, en una terraza tomando un café, de nuevo en otra playa, en casa, en otra ciudad, de vacaciones, y en ninguno de esos diferentes lugares me emocionó.
Ya lo daba por perdido. La pasada noche lo leí por última vez. Me dije que esta sería la definitiva. Otra ocasión en la que no pasó nada.
Igual a otras personas les encante. Cada uno lee e interpreta de diferente forma. Así que te recomendaré que lo intentes, que lo leas y me digas cómo te hizo sentir.
Para mí, Podría hacer pis aquí ha sido como un amor de adolescencia no correspondido.
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