A veces merece la pena esperar hasta conseguir aquello que está en tu intención comprar.
Hace tiempo que quería una botella para llevar agua en la mochila. Pero no me convencían esas de metal, tan bonitas decoradas. He de reconocer que me tentaban con sus llamativos colores y dibujos, pero no. No sé si a alguien más le sucede, yo es que si no veo el agua, no me presta.
Hace un par de semanas la vi. De cristal e inesperadamente, con un "salva-golpes" de tela de pana y la imagen de Totoro que ya sé que no es en su totalidad un gato, pero me agrada de todas formas.
(Totoro es parte mapache, parte búho, con orejas y expresiones faciales de gato)
No pienso como antaño si romperá más pronto o más tarde ya que es lógico que así sea. Mientras no suceda, toca disfrutarla. Seguro que se pondrán de moda y las encontraré por todas partes.
En lo que respecta al tema ecológico, cada uno hará lo que buenamente pueda y quiera. No acostumbro a intentar convencer a los demás. Todos sabemos lo que deberíamos hacer, así que no necesito ser la voz de nadie. Yo voy paso a paso, reciclando, reutilizando, para aliviar el presente y que todos encuentren un planeta amigable en el futuro.
Nota: Utilizar esta botella de cristal supondrá un no gasto de unas 365 botellas pequeñas de plástico al año (1 al día); así que ahí queda mi contribución para tratar de no enfermar más el planeta.
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