No todos, pero sí creo que algún que otro humano que vive con gatos, ha pensado en cierto momento escribir un libro con las aventuras y desventuras que se han ido sucediendo desde que llegó a casa su compañero peludo.
Por diversas razones (carecer de tiempo, imaginación, capacidad para la escritura, sentir vergüenza...) se aparca la idea o, sencillamente, se deshecha en el mismo instante en el que nace.
Algunos esperan que un valiente lo escriba y encontrar en él la descripción de emociones parecidas, comportamientos humanos similares, que les permita considerarse "normales" hablando y conviviendo con gatos.
Por diversas razones (carecer de tiempo, imaginación, capacidad para la escritura, sentir vergüenza...) se aparca la idea o, sencillamente, se deshecha en el mismo instante en el que nace.
Algunos esperan que un valiente lo escriba y encontrar en él la descripción de emociones parecidas, comportamientos humanos similares, que les permita considerarse "normales" hablando y conviviendo con gatos.
Y aquí tenemos a Pedro Zuazua con En
mi casa no entra un gato. Diario de un gatuno primerizo.
No es una novela ni exactamente un diario. En mi opinión, es más una biografía humana, una historia real.
No es una novela ni exactamente un diario. En mi opinión, es más una biografía humana, una historia real.
Precisamente esa carencia de ficción, saber que lo
que se lee es veraz, permite conectar al lector con la
narración, comprobando que el autor ha reaccionado igual o parecido a
nosotros ante similares circunstancias. Hemos sentido los mismos temores
por desconocimiento. La angustia y la felicidad se unen en muchos momentos.
El humano desnuda su alma compartiendo abiertamente sus preocupaciones durante los primeros momentos de convivencia con Mía. Desde la forma en la que llegó a su casa y a su corazón, viajar con un gato, encontrar a personas afines con las que hablar de ellos, y todo un mundo de nuevas emociones que estaban ahí, esperando a que un lindo gatito las hiciera brotar.
La técnica de ir del presente a diferentes momentos del pasado, descubre y permite ir recopilando datos de cómo se va creando ese estrecho vínculo entre los dos protagonistas de esta historia auténtica.
El humano desnuda su alma compartiendo abiertamente sus preocupaciones durante los primeros momentos de convivencia con Mía. Desde la forma en la que llegó a su casa y a su corazón, viajar con un gato, encontrar a personas afines con las que hablar de ellos, y todo un mundo de nuevas emociones que estaban ahí, esperando a que un lindo gatito las hiciera brotar.
La técnica de ir del presente a diferentes momentos del pasado, descubre y permite ir recopilando datos de cómo se va creando ese estrecho vínculo entre los dos protagonistas de esta historia auténtica.
Nos vamos a sentir identificados en muchas de las situaciones relatadas; algunas serán diferentes porque cada gato, al igual que cada humano, tiene su propio carácter, comportamiento y manifestaciones de cariño hacia nosotros; mantienen rasgos comunes, por supuesto; aunque lo que importa es lo que diferencia al nuestro de los gatos de nuestros amigos para poder amenizar una buena conversación, tipo humanos adultos hablando de peques humanos.
Ha utilizado como introducción a cada capítulo un recurso que aparece en muchos libros de gatos: las citas de grandes personajes que amaron a los felinos, convivieron con uno o varios y seguro les inspiraron a la hora de escribir alguna que otra obra. Él mismo reconoce que desde que Mía llegó a su casa (la de ella desde el momento uno), entra en juego algo que les suele ocurrir a los amantes de los mininos: comienzas a crear una biblioteca gatuna (yo me incluyo; ya ves que hasta tengo un blog dedicado a este tipo de literatura); algunas de esas citas son nuevas para mí y ya las he anotado en "la libreta especial de palabras y maullidos".
Un poco desconcertada me dejó ese dirigirse al lector como "usted". ¿Intentando darle solemnidad a la narración? Es un chico joven y ese pronombre... Menos mal que hay foto, porque de lo contrario, habría imaginado a un señor mayor, recostado en su sillón de cuero, delante de una máquina de escribir, con un gato dormitando sobre la mesa. Bueno, quedó un tanto gracioso; sin embargo, me hubiera gustado más que nos tratara de "tú" que, al fin y al cabo, todos somos amantes de los gatos y no le íbamos a juzgar porque quien más, quien menos, sabemos que son los mejores manipuladores e hipnotizadores del mundo, que consiguen de nosotros todo lo que se proponen y quieren: alimento, espacios varios para dormir, espiar o simplemente descansar y meditar, sin la necesidad de arriesgar su existencia en el espacio exterior gastando las 7 vidas a lo tonto.
Pues ya sabes, tanto si nunca pensabas que en tu casa entraría un gato, como si eres su fan incondicional desde siempre y no fuiste capaz de llevar un diario de anécdotas y mucho menos escribirlo en un blog o publicar un libro, esta es tu lectura.
Ha utilizado como introducción a cada capítulo un recurso que aparece en muchos libros de gatos: las citas de grandes personajes que amaron a los felinos, convivieron con uno o varios y seguro les inspiraron a la hora de escribir alguna que otra obra. Él mismo reconoce que desde que Mía llegó a su casa (la de ella desde el momento uno), entra en juego algo que les suele ocurrir a los amantes de los mininos: comienzas a crear una biblioteca gatuna (yo me incluyo; ya ves que hasta tengo un blog dedicado a este tipo de literatura); algunas de esas citas son nuevas para mí y ya las he anotado en "la libreta especial de palabras y maullidos".
Un poco desconcertada me dejó ese dirigirse al lector como "usted". ¿Intentando darle solemnidad a la narración? Es un chico joven y ese pronombre... Menos mal que hay foto, porque de lo contrario, habría imaginado a un señor mayor, recostado en su sillón de cuero, delante de una máquina de escribir, con un gato dormitando sobre la mesa. Bueno, quedó un tanto gracioso; sin embargo, me hubiera gustado más que nos tratara de "tú" que, al fin y al cabo, todos somos amantes de los gatos y no le íbamos a juzgar porque quien más, quien menos, sabemos que son los mejores manipuladores e hipnotizadores del mundo, que consiguen de nosotros todo lo que se proponen y quieren: alimento, espacios varios para dormir, espiar o simplemente descansar y meditar, sin la necesidad de arriesgar su existencia en el espacio exterior gastando las 7 vidas a lo tonto.
Pues ya sabes, tanto si nunca pensabas que en tu casa entraría un gato, como si eres su fan incondicional desde siempre y no fuiste capaz de llevar un diario de anécdotas y mucho menos escribirlo en un blog o publicar un libro, esta es tu lectura.
Título: En mi casa no entra un gato (Diario de un gatuno primerizo)
2018
Editorial: Duomo Ediciones
Páginas: 266
Puedes seguir las andanzas de Mía en su Instagram.
Seamos realistas, desde el momento en el que en nuestra casa entra un gato, es quien manda y punto.
Nota: Colaboración sin repercusión económica.
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