Descubro En las nubes en Twitter, en una foto mezclado con otros libros. Veo la portada con fondo grisáceo y la figura de un gato negro. Amplío la imagen en la pantalla del móvil y memorizo rápidamente el título y el nombre del autor que parece ser muy famoso. No lo conocía. Seré una de esas miles de personas que nunca ha oído hablar de él. No me importa. Yo conozco autores que otros no saben ni que existen.
Hago lo que hago siempre: investigo. Cada libro me lleva por diferentes caminos y este es el que recorrí con En las nubes, de Ian McEwan.
Lo encuentro en 3 bibliotecas de Gijón. Tres ediciones en diferentes años. Tres portadas distintas. Las busco, incluso por uno de ellos tengo que esperar porque lo tienen en "depósito", en el almacén. Quiero saber las razones por las que hay gatos en las tres, pero bien diferentes.
El traductor es el mismo, así que doy por sentado que solo necesito leer uno y me quedo con la edición de 1995, de la Editorial Destino, porque tiene ilustraciones en el interior que no se han incluido en las otras dos. Luego de terminada la lectura, la portada es también la más lógica. Podría haber sido otra, pero alguien pensó que un gato llamaría más la atención.
En las nubes lo escribe un adulto recordando cómo era él entre los 10 y los 12 años.
Las 7 historias se van sucediendo mientras crece. ¿Recuerdas cómo eras tú a esa edad? ¿Lo que hacías ¿Lo que pensabas? Yo, debo reconocer que sí, básicamente porque fue un período extraño de mi vida y, en cierto modo, me marcó para siempre. No voy a contarlo, básicamente porque lo que a ti te interesa es saber si merece o no la pena leer esta novela corta siendo como eres un adulto y el protagonista, un niño.
Léela, en serio. Merecerá la pena en cualquiera de sus ediciones. Aunque tu yo de los 10 años no se pareciera en nada a Peter, puede que tuvieras un amigo, un primo, alguien cerca que se portara como él y nunca llegaste a comprender que siempre estuviera en las nubes, en un mundo aparte, ensoñado.
Los asuntos que se tratan no han pasado de moda. Excepto porque no hay móviles, por lo demás podría estar sucediéndole en estos momentos a otro Peter.
Es divertido, extravagante, poético, impredecible, evidente. Es posible que me deje más adjetivos perdidos entre mis neuronas. Los puedes añadir tú cuando lo termines. Seguro que aburrido no va a estar incluido.
El gato que inspira la portada y tiene su propio capítulo se llama William. Ha vivido con la madre de Peter desde que ella iba al Instituto. Tiene, por lo que parece, casi 20 años. Él y Peter se intercambian y el niño, transformado en gato, sintiéndose gato, le devuelve a William el poderío felino de su juventud. Y no digo más. La relación entre gato y niño es muy tierna y emotiva.
Título: En las nubes
Autor: Ian McEwan (Aldershot, Hampshire, Reino Unido. 1948)
1994
Ediciones Destino
1995
Ilustraciones: Anthony Browne
Traducción: Juan Gabriel López Guix
Páginas:113
Capítulos:
Las muñecas
El gato
La crema disolvente
El matón
El bebé
El adulto
Edición disponible en la Biblioteca El Llano, Gijón, Asturias. Actualmente está en depósito, pero se puede pedir y leer.
La siguiente edición tiene una portada que, para mí gusto, no es nada acertada pues aparece una mujer con superposición de cara y cuerpo de gato.
La ilustración se titula Io + gato, foto de Wanda Wulz, 1932. Es bonita, pero no se corresponde para nada con lo que se narra en esta obra.
La editorial: Anagrama. El año: 2007. El número de páginas: 147.
Edición disponible en la Biblioteca de Contrueces, Gijón, Asturias.
Diez años más tarde, en 2017, la Editorial Anagrama lo reedita con cambio de portada. En este caso se trata de una imagen minimalista con la figura de un gato en negro realizada por lookatcia. Las páginas, en esta ocasión, son también 147, aunque su tamaño es un poco más pequeño.
Edición disponible en la Biblioteca de El Coto, Gijón, Asturias.
Ha sido un camino agradable recopilar las tres versiones de En las nubes. Gracias
a esta pequeña aventura lectora fui por primera vez a la Biblioteca de
El Coto. Volver a casa con tres libros diferentes por fuera, pero iguales
por dentro me hizo sentir como vivir en un día de fiesta.
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