¿Patética yo?

He sido yo la que ha censurado la portada de esta novela. No estoy dispuesta a que una máquina "inteligente" (¡Ja!) me bloquee y nadie pueda leer lo mucho que he disfrutado con las andanzas de Ángela.

No pensaba que en ¿Patética yo? hubiera un gato.

Flopi es gato gato y solo se le menciona en una ocasión, por lo que debería de haber comentado esta novela en el otro blog, pero me apetecía que viviera en el de gata Rassel porque, además de la protagonista de esta novela, su autora también es gatuna.

 

Ya te he contado todo lo que sé de Flopi, poca cosa; hubiera resultado interesante que tuviera un poco más de protagonismo, que describiera su carácter, que interactuara con él, que supiéramos a quién llamaría para cuidarlo cuando sale de la ciudad por trabajo o vacaciones. Ahora toca ir con Ángela, inspectora de policía, cuarentaitantos, soltera, divertida, amiga de sus amigas, buscando a su príncipe entre conocidos, antiguos amigos y una App de citas, sin encontrarlo.

En la parte de novela negra vas a disfrutar una trama típica de este estilo policíaco, aunque compleja y bien llevada, a pesar de contar con muchos personajes sospechosos. Ahí está la verdadera Ángela, la que no se rinde y trabaja sin descanso porque ama su profesión.

En la parte de novela romántica vas a conocer a la mujer buscando un amor que no llega, luchando por afirmarse contra lo que se espera de ella: una estabilidad emocional al lado de un hombre.

¿Conseguirá al final encontrar a los malos y a sí misma? Eso te toca averiguarlo a ti, querido lector.

 

Título: ¿Patética yo? ...

Autora: Beatriz Béjar (Málaga. 1980)

2020

Páginas: 178

 

 

De la misma autora, he leído La casa de los gatos, un relato incuido en Relatos cortos, con una temática totalmente diferente a la de ¿Patética yo?, igualmente recomendable.

 

Nota, opinión, reflexión, etc.:

Pensaba que, con la llegada del siglo XXI, las personas tendrían la mente más abierta, que podríamos expresar con libertad y respeto nuestras ideas. No solo no ha sido así, sino que cada vez resulta más complicado decir lo que pensamos sin ser juzgados o criticados; creo que en alguna ocasión incluso esa gente piensa igual y critica para hacerse notar.

Ya no se pueden hacer fotos en la calle si hay personas porque se vulneran sus derechos de imagen. Hace poco leí un artículo de un fotógrafo de los de antes, diciendo que de haber existido esta norma, él nunca habría hecho las fotos que le dieron fama y prestigio.

En YouTube se "castiga" a creadores de contenido por compartir imágenes con detalles que hace unos años no tenían la más mínima importancia.

Instagram y Facebook no se quedan atrás en la censura practicada por una IA.

Así que, por todo esto y más que me callo, he puesto unos corazones en la palabra mal sonante y en el objeto que cualquiera puede comprar legalmente en una tienda en Estados Unidos por un precio asequible con el argumento de querer proteger su vida.

 

Nos hemos vuelto muy tiquismiquis y muy hipócritas; o como dice el otro humano que vive en esta casa: "Tenemos la piel muy fina".