No tengo ninguna excusa para haber tardado tanto en leer Un gato callejero llamado Bob publicado en 2013, ni visto la película. No pretendo justificarme ni pedir disculpas. Hay momentos para unas cosas u otras, y hace unos días les llegó el turno a las dos.
Voy a comentarlas de forma independiente y ver las diferencias sin llegar a determinar cuál me ha gustado más. Siempre he tenido claro que los guiones de cine deben adaptar la historia, sin alejarse mucho de lo que nos quiere comunicar el libro; aunque no siempre lo consiguen.
La película.
Bob está realmente estupendo, lógicamente porque hace de sí mismo. No sé si resultó fácil o difícil rodar sus escenas, pero tengo que admitir que tenía pinta de ser un buen gato.
James, el actor, me resultó un tanto frío actuando, no llegó a convencerme. Le faltaban registros. No empaticé con él.
En general, me gustó. La idea de que Bob le salvó la vida queda sobradamente clara. También su preocupación por el bienestar del gato, así como la sensación de que podría estar aprovechándose de Bob. En realidad, ambos se beneficiaban el uno del otro, tanto en lo que se refiere a la parte emocional como material.
Ver Londres en cualquier película ya es un punto a su favor. Estuve enamorada de esa ciudad desde la adolescencia. Conseguí conocerla ya de adulta. Fueron solo 3 días. No los olvidaré nunca. Hubiera necesitado meses, años, para saber algo más de ella. No pudo ser. No pude volver. Por eso verla en el cine o a través de una novela, me permite estar allí y disfrutarla durante unas horas.
El libro.
Como en otros casos, Bob llegó cuando tenía que llegar, y él fue quien eligió al humano con el que quedarse.
En la parte técnica de la doble biografía, he notado diferencias entre las primeras páginas y el resto.
Al principio el texto deja ver ciertos vaivenes de la memoria con repeticiones de
frases y acontecimientos que contó unas páginas antes. No me parece
negativo, en absoluto. Al contrario, nos permite apreciar cómo se encontraba James, tomando metadona, queriendo salir del mundo de las drogas, deseando ser capaz de hacerse cargo de cuidar de otro ser vivo, de Bob, y no estando seguro de si sería capaz. Su mente necesitaba habituarse a la nueva realidad y sincronizar muchas cosas.
A medida que se avanza en la lectura y él gana en cordura,
la redacción es diferente. Se le nota más lúcido, entusiasmado con la idea de recuperar el control de su vida, aunque no supiera hacia dónde se podría dirigir.
En todo momento me pareció muy cercano, muy real. Consiguió conectar con el público lector del mismo modo que lo hizo con las personas que se fue encontrando cuando iba a las calle a cantar con Bob a su lado y, más adelante, cuando vendía la revista. Juntos formaban un buen equipo. El gato ponía la parte emocional y sociable que James ocultaba. Se complementaron y se ganaron el afecto de todos.
Cuando comenté en nuestra página de Facebook que había visto la película, todo el mundo me habló bien de ella, pero, sobre todo, del libro. Esto hizo que adelantara su lectura. No me arrepiento de haber cambiado mi agenda. Siempre habrá tiempo para otros libros. Ahora me queda decidir cuándo leer los otros: El mundo según Bob (2014), A Gift from Bob: how a street cat helped one man learn the meaning of Christmas (2014) y El pequeño libro de Bob (2019)
Nota.-
Bob se fue al cielo de los gatos el 15 de junio de 2020. Tenía 14 años, una vida muy larga para un gato.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario. ¡Miaumuac! ~.~)=