Autoboicot, tal vez alguna otra definición que ahora mismo no me viene a la mente, es lo que he estado aplicándome durante muchos años en relación a este blog y en otros aspectos de mi vida fuera del mundo gatuno.
Quiero decir que hay muchas cosas con gatos que he comprado y que he visto por ahí y por allá que no me atreví a publicar en su momento presente (ahora ya pasado) en el blog de gata Rassel presuponiendo que podría aburrir o abrumar o espantar a los posibles seguidores que solo estuvieran interesados en saber de libros. Hace unos días abrí las dos cajas y comprobé que eran muchas las cosas que contenían cuyas historias no fueron contadas.
Ante esa desoladora situación, solo tenía 2 opciones: o retirarme o seguir de otra forma más despreocupada, menos estricta, más libre, más creativa.
Para retirarme era muy sencillo, simplemente dejaría de publicar y anotaría en una de las muchas libretas con gatos los libros que fuera leyendo. Respecto a las cosas, pues haría una foto y la guardaría en una carpeta en el ordenar.
Para seguir tendría que aparcar mis complejos y aceptar que no hay nadie al otro lado de la pantalla, que no hay humanos interesados en este blog y que, por esa misma razón, gozaría de la total libertad de publicar cuando de verdad me apeteciera. Sería algo así como una escritura creativa curativa.
Olvidar el algoritmo sería el siguiente paso. Dejar de publicar siempre el mismo día (los lunes) y pasar a escribir y compartir el día que me sintiera inspirada o creativa o con ganas o con la necesidad de sacar algún pensamiento de una cabeza humana siempre llena de ideas pero también, inundada de un pudor tóxico e inútil.
Tras toda esta perorata, vengo a decir que en el blog de gata Rassel hay y seguirá habiendo libros con y de gatos (es el tema principal por el que nació esta bitácora), sinopsis de las novelas que no sé si leeré algún día, citas gatunas, relatos, poemas humanos sobre gatos, etc. y, por supuesto: gatos inanimados. Muchos de los que vendrán a partir de hoy serán objetos del pasado que saldrán de sus cajas para tener aquí una vida propia, un recuerdo que perdure en el tiempo.
Algunas de estas cosas no tienen una utilidad más allá de ser bonitas; otras sí que sirven para algo (caso de las tazas); de muchas ya no recuerdo cuándo llegaron a casa ni dónde las vi ni las compré. Por ejemplo, de esta taza de Delhi cat, que me permitió disfrutar de un té en la terraza de una cafetería, no sé la fecha ni el lugar; no importa, porque lo que sí recuerdo es que me alegró la tarde descubrir la marca y ver la imagen.
Autoboicot: La inseguridad y la falta de autoestima suele ser la principal causa del autoboicot. El problema puede parecer que no es grave, pero sus consecuencias son devastadoras para nuestros proyectos y para nuestro bienestar emocional.
Lo importante es verlo, aceptarlo y ponerle remedio para salir de ese camino sin salida y avanzar por otro nuevo, más amigable. La fiesta comienza hoy. Gracias si estás ahí y, a pesar de mis inseguridades, lo seguirás estando.
Queda claro que aquí, la única que tiene sentido común y ningún complejo, es gata Rassel.
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