Este es uno de esos descubrimientos fruto del azar porque lo encontré en Amazon cuando dejaba la opinión sobre Un tipo normal, de Mercedes de Miguel.
No tenía claro si el gato de la portada viviría en la historia, o si, por el contrario, sería, como en muchas otras ocasiones, solo un reclamo. Al descubrir que Carlos vivía con una gata, y enganchándome la historia con pocas páginas leídas, decidí comprarlo.
A pesar de lo que te voy a contar en relación a la gata, quiero dejar claro que la novela me gustó en lo que respecta a la trama humana.
Vamos con Elvira, la gata negra que vive con Carlos, el músico atormentado.
La encontró un día en la calle y se gustaron. Lo poco que el autor nos cuenta de la relación entre Carlos y Elvira es de convivencia normal y de cariño mutuo. Pero, cuando detienen a Carlos como sospechoso de intento de asesinato, la gata Elvira desaparece de la historia y el humano no da ninguna muestra de preocupación a lo largo del resto de la novela.
Entiendo que, cuando estamos en una situación desesperada, solo nos importamos a nosotros mismos. Sin embargo, si a mí me sucediera algo parecido a Carlos, me preocuparía, querría saber cómo estaría mi gata, llamaría a algún conocido para que la buscara si mis sospechas fueran que se escapó y volvió a vivir en la calle. No sé, fue un detalle que quedó olvidado y no me gustó.
Acercándonos al final, aparece otra gata y no contaré lo que le sucedió para no desvelar algo importante en el desenlace. No será agradable, pero así lo decidió el autor.
Insisto, que las dos gatas no tengan finales felices, no implica que no recomiende la lectura de Fuera hace frío en la que sabemos desde el inicio, quién es el malo.
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