Enero se me hizo muy largo por varios motivos, entre ellos que llovió mucho. Me gusta la lluvia, pero siempre he tenido la sensación de que los días oscuros tienen más horas.
Comienza febrero, con menos días y, dicen, más frío. No importa. Yo me abrigo para salir a la calle y gata Rassel se queda en su casa, al calor de la calefacción y las mantas de algodón.
Todavía no sé qué publicaré los lunes de este mes. He terminado una novela corta ayer, tengo un par de sinopsis en inglés, algunas cosas gatunas de las que encontré fotos el fin de semana pasado. Son de hace tiempo, pero quiero que vivan aquí. Y estoy entre leer no exactamente una novela (creo que es un ensayo) o una obra con historias cortas de escritores japoneses.
De un tiempo a esta parte, las novelas de más de 250 páginas me resultan poco atractivas. Es como si pensara que el mundo podría acabar en cualquier segundo y no quisiera dejar lo que estuviera leyendo por la página 473...
De lo que sí estoy segura y quiero es 'to meow with gata Rassel forever', aunque el para siempre sea impreciso.
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