El Gato de Vigo

Quienes me conocen (no son muchos, sí los suficientes) saben que no vuelvo completamente feliz de un nuevo lugar si no traigo un gato inanimado.
Esta es la historia del gato de Vigo.
Este año no pensábamos ir a ningún lugar de vacaciones (la economía suele ser siempre la causa, otras veces la salud)
Un domingo, de repente, mientras tomábamos un café en una terraza, a mi marido se le ocurrió que nos merecíamos pasar un par de días en un lugar distinto; no tenía que ser lejos, podríamos ir en coche, y decidimos ir a Vigo y desde allí, visitar otro día Oporto (próximamente la historia de los gatos inanimados de Oporto)
Vigo nos encantó a los dos. El ambiente, la gente, la comida, la ciudad en general, sus calles empedradas, sus edificios, sus plazas, sus terrazas, pero me faltaba el gato... y el último día lo encontré, de casualidad y sin buscarlo.
Decidimos comer en el centro comercial que hay en el puerto. Entré en una tienda buscando una pashmina para acompañar un look de boda que teníamos a la vuelta, y allí estaba: la pulsera con el precioso gatito de colores pastel. Ya podía irme contenta, ya tenía mi gatito inanimado como recuerdo de mi visita a Vigo.

Os dejo el enlace a un video donde podréis ver el Centro Comercial A Laxe. Clica aquí

Os dejo el enlace a un video donde podréis ver la preciosa ciudad de Vigo y casi todas los lugares por los que paseamos. Clica aquí 


Igual resulta una pulsera un poco infantil, pero a mí me gusta y cada vez que la pongo, recuerdo unos muy buenos momentos y es que, a veces, es mejor improvisar que planear.

Rassel se quedó en su casa y mi madre con ella. Las llamaba por teléfono dos veces al día. ¡Cuánto se la echa de menos, más a la gatita que a la madre! (ja,ja,ja)

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