La funda de mi Kindle tiene un gato fuera y un montón dentro

Está claro que alguien a quien le gustan los gatos, como es mi caso, va a comprar una funda con gato para su dispositivo Kindle.

También que tendría que parecerse a la inspiradora del blog; es decir, ser gata blanca.

Siempre seré defensora de los libros en papel, lo que puede ser incompatible con la idea de salvar el planeta de la deforestación. Ya sabes que no se puede tener todo y que todo sea bueno y correcto. Últimamente son cada vez más las editoriales que anotan en sus libros la procedencia del papel, bien reciclado, bien de bosques (¿cómo lo llaman? ¿sostenibles?) que se repueblan y controlan.

En 2020, el cierre de las librerías y bibliotecas públicas durante meses nos dejaron huérfanos de libros, además del parón en las editoriales e imprentas. Como buena lectora de ciencia ficción, tenía claro que en algún momento utilizaría dispositivos electrónicos para almacenar libros. La pandemia adelantó muchas cosas, entre ellas, la forma de leer.

En 2020, editoriales y escritores regalaban sus obras en formato electrónico para llenar las horas encerrados. Se escribían otros gratis contando historias sobre lo que estaba sucediendo en forma técnica o en novela. De estas, una de las que más me ha gustado es "París puede esperar", de Marisa Sicilia y que sigue gratis. Se hacía necesario un dispositivo que no fuera el minúsculo teléfono para poder leer. Por eso me decidí a comprar el Kindle.

En 2020, otra novedad de lectura electrónica fue que Amazon permitió leer gratis todos los libros que tiene en Kindle Unlimited durante dos meses. Al finalizar este plazo, te podías dar de baja o suscribirte por unos 10€ al mes. Me suscribí. No hay grandes obras, pues esas son de pago; pero pude encontrar bastantes libros de muchos temas diferentes y tengo una gran lista, tanto de gatos como de asuntos que iré comentando este año y el próximo en el blog humano Palabras con olor a coco.

Otro descubrimiento de Kindle Unlimited es que los fines de semana, algunos escritores ponen sus obras con descarga gratuita. La verdad que es que he conseguido bastantes libros de esa forma, algunos me gustaron mucho, otros nada; pero no hay que despreciar lo gratis, sino todo lo contrario. Ellos hacen un esfuerzo para promocionar su trabajo. Tal vez a mí no me guste, pero sí a otras personas. Así que, en estos casos, lo comparto en Twitter y en la página de Facebook de Rassel. Cuando más tarde lo leo, publico una entrada en el blog que corresponda, sin olvidarme de dejar mi opinión en Amazon buscando algo positivo en los que no me han llenado del todo.

Creo que pocos libros más voy a comprar en papel, aunque me apena. Nadie los querrá cuando me muera, ocupan espacio y se ensucian. Salvo casos muy especiales o regalos, a partir de ahora serán digitales. En lo que va de año he comprado 5 en papel. Sentía que eran especiales, que tal vez serían los últimos.