Es curioso que un pensamiento sobre la muerte me lleve a buscar libros con muerte, morir, muerto en el título y todo esto a descubrir El arte sueco de ordenar antes de morir o Döstadning.
Lo he leído en la plataforma eBiblio Asturias. Luego, lo compré en papel, no solo porque quiero que mi madre lo lea (está en el tramo de edad de su autora y he visto algunos puntos más en común), sino también porque ya es un libro indispensable en mi biblioteca, de esos que quiero leer en cualquier momento, aunque me acuerde de todas las recomendaciones.
Margareta se toma la muerte como yo: como un proceso más de la vida. Y al igual que ella, yo también llevo unos meses pensando en ello, a pesar de que mi edad es inferior, con mucho, a la suya. Puede que haya dos razones importantes que me llevaron a esta situación:
1.- No he podido tener hijos. ¿Quién va a heredar todas mis cosas materiales sin apenas valor económico?
2.- La COVID-19 que llegó al mundo para quedarse en 2020, me hizo pensar más en ese momento en el que se para nuestro corazón y respiramos por última vez. La muerte está más presente que nunca en la vida de todos los seres humanos.
Dentro de lo que es un asunto muy serio como la muerte, sinceramente ha sido una delicia leer El arte sueco de ordenar antes de morir. No es igual que todos los libros de ordenar que he leído hasta ahora (que son muchos), es mucho mejor: divertido y triste a un tiempo, tierno. Tal vez su formato de autobiografía y su escritura sencilla, alegre y tranquila se me hace mucho más cercana.
Japonesas, italianas y una autora sueca dando pautas para ordenar nuestra casa y nuestra vida. De todas he aprendido algo. Ahora, en Margareta, he encontrado un alma gemela. Y si hace unos meses, antes de conocerla, ya estaba tirando una cosa al día -por lo menos-, ahora voy a hacer otro repaso y una pregunta: "¿Quién querría esto cuando me muera?" De la respuesta dependerá si lo llevo ya mismo a donar, lo guardo o lo tiro.
Seguro que si eres menor de, digamos 40 años, pensarás que no te servirá de nada leer este libro. Pues debo decirte que te equivocas. ¿Tienes padres y abuelos, tíos mayores? Si la respuesta es afirmativa, entonces tienes que leerlo y atreverte a hablar con ellos, a recomendarles que también lo lean. Luego, lo comentáis juntos, qué os ha parecido, si van a seguir los consejos de Margareta y si tú estarás dispuesto a ayudarlos en ese proceso de ordenar antes de morir. Y que vivan hasta pasados los 100, pero que sea con muebles, libros, fotografías, que realmente les sean útiles y les proporcionen emociones positivas.
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