Buscaba una lectura ligera para cubrir esos minutos de espera del bus y el descanso del café. Era el verano de 2019.
Un vistazo en eBiblio Asturias (biblioteca pública digital presente en cada CC.AA.) y encontré Suero de una noche de verano con tan solo 128 páginas.
Suero de una noche de verano no es una gran obra de la literatura (en mi opinión); sin embargo, merece una oportunidad de lectura ya que está escrita correctamente, entretiene y te saca una sonrisa además de descubrirnos cómo es la trastienda de un hospital en cuanto a la profesión de las enfermeras se refiere.
Nosotros solo vemos la parte externa, su trabajo de cara a los pacientes, su ir y venir; pero, en el interior, tras esas puertas en las que pone "Solo personal autorizado", hay cuartos que ocultan cafés, pastas, bombones, empanadas, etc., que unas veces traen ellas mismas para celebrar cumpleaños y, otras, son los pacientes agradecidos por su buen hacer los que se las regalan.
El tiempo que pasan ocultas al mundo podría ser criticable. Intenta ponerse en su lugar un poquito, tal vez harías lo mismo si te pasaras horas entre personas con problemas de salud, familiares que constantemente hacen las mismas preguntas, turnos de noche, dobles turnos, trabajar en domingos y festivos...
Esos momentos de descanso son necesarios, sobre todo psicológicamente, para desconectar y continuar luego atendiendo a los pacientes con una sonrisa y palabras amables. Haber, como en todos los trabajos, hay de todo. Y en esta pequeña novela de las aventuras y desventuras de Satu, conocerás varios tipos de enfermeras.
Sí, te recomiendo leer Suero de una noche de verano, como lectura relajada a la vez que instructiva, para la playa o la piscina, o entretenerte mientras llega el transporte que te lleva al trabajo, porque, al igual que Satu, yo, este año (2019), no tengo vacaciones precisamente porque trabajo cubriendo vacaciones. ¡Casualidades de la vida!
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